Dedicado a las parejas María y Patrick y Catarina y Alejo
Toda la historiografía académica o de divulgación destaca el nacimiento del Reino independiente de Portugal en el siglo XII, con el liderazgo de su primer adalid y futuro rey Alfonso Enríquez, desmarcándose del “Imperio” leonés tras la muerte de su abuelo el rey Alfonso VI en 1109, (...)
... en medio de la rivalidad entre las hijas del monarca, Urraca (la legítima, heredera del reino de León) y Teresa (la bastarda, madre de Alfonso Enríquez), y la confrontación con su propia madre.
Pero los orígenes de la entidad política Portugal se remontan, al menos, a la historia del Reino asturiano y más tarde astur-leonés en tiempos de Alfonso III El Magno (duodécimo monarca desde Don Pelayo: reinante en 866-910), y de sus hijos García, Ordoño y Fruela en los albores del siglo X.
Con la fragmentación del Reino, tras una rebelión contra Alfonso El Magno, uno de sus hijos, Ordoño, se proclama rey de Galicia y “territorios del Sur” entre 910-924, asumiendo también desde 914 la corona de León. En 924-25 con Fruela se reunifican los tres reinos de Asturias, León y Galicia con los territorios del Sur (portugueses), y en 925-926 le sucede brevemente su hijo Alfonso Froilaz.
Desde 926 hasta 931 un hijo de Ordoño, Ramiro, se proclama primer rey de Portugal, mientras su hermano Alfonso IV es rey de León y Galicia. Finalmente entre 931 y 951, durante veinte años de estabilización de la Monarquía/Imperio cristianos, Ramiro reunifica de nuevo los reinos (como Ramiro II) y será rey de León, Galicia y Portugal. Este monarca intentó extender la Reconquista, derrotando al Califa Abderramán III en Simancas (939) y fijando la frontera en el río Tormes. Sus tropas llegaron a atacar en el centro peninsular la fortificación árabe entonces llamada Magerit (Madrid).
Los “territorios del Sur” de Galicia, primera denominación o referencia al futuro Portugal, eran tierras de frontera en la continua Reconquista de la España musulmana, iniciada con Don Pelayo e impulsada por los sucesivos monarcas astur-leoneses, especialmente Alfonso El Magno, el primero en emplear el título de “Imperator”, que ostentarán sus sucesores hasta Alfonso VI, discretamente Urraca I, y Alfonso VII, respectivamente, abuelo, tía y primo de Alfonso Enríquez de Portugal.
Sobre el importante reinado “imperial” de Ramiro II (931-951) –quien, repito, se había proclamado primer rey de Portugal en el año 926-, se ha subrayado que fue la época más brillante y de esplendor leonés, antes de la independencia de Castilla. En aquellos momentos el Reino/Imperio de León abarcaba desde el Atlántico (incluyendo Galicia y el Norte de Portugal) hasta Navarra (incluyendo la región vasca como parte de León), y desde el Cantábrico hasta el Sur del Duero (S. Serrano, ed., Enciclopedia de León, tomo I, León, 1996/97, p. 442).
La nueva fragmentación del Reino de León y Castilla (en la época de El Cid) acontece al morir Fernando I, al ser repartido entre sus hijos: a Alfonso la corona de León, a Sancho la de Castilla, y al más joven García la de Galicia, aparte de algunas plazas soberanas a sus hijas Urraca y Elvira. El rey leonés Alfonso VI, que se proclamará “Emperador de Toda Hispania” al reconquistar Toledo (el “Maquiavelo de León” le llamará el gran medievalista Bernard F. Reilly), reunifica el Reino tras la rebelión y muerte de Sancho en el cerco de Zamora, y el secuestro-prisión de por vida de García en el castillo de Luna.
Parece que García, último Rey de Galicia, había contemplado un proyecto de extender su soberanía como rey de Galicia y Portugal, que ya había pretendido el segundo rey de Galicia Ordoño entre 910-924, o antes quizás su padre (el primer Rey de Galicia había sido Alfonso El Magno, como reza el título modificado de la obra de Armando Cotarelo, Alfonso III El Magno, último rey de Oviedo y primero de Galicia (Madrid, 1991; reedición de la original, Madrid, 1933).
He tratado modestamente el último capítulo del proceso formativo del Reino de Portugal en algunos artículos de divulgación histórica que menciono al final, concretamente referentes a la historia de Jimena Muñiz, Condesa de Astorga, amante de Alfonso VI; de la hija de ambos, la infanta bastarda Teresa de León, Condesa de Portugal y de Astorga. Rival de su medio hermana Urraca, la infanta legítima y heredera del Reino de León, Teresa está considerada como la primera reina de facto si no de iure de Portugal.
Sumariamente: la noble berciana Jimena Muñiz recibió de su amante, el rey Alfonso VI, los títulos de Señora de Ulver, Condesa del Bierzo, y de Astorga, entre 1080-1109 (primera mujer en aquellos tiempos en ostentar tales dignidades). La hija de ambos, Teresa Alfónsez, muy querida por su padre el rey de León, la casó con Enrique de Borgoña y les concedió a ambos el título de Condes de Portugal (denominación por el territorio en torno a Porto Cale), condado entonces perteneciente al Reino de León.
El matrimonio Teresa-Enrique con su hijo Alfonso tenían residencia en un castillo o palacio de la vieja ciudad de Astorga, donde parece que también residió algún tiempo la Condesa Jimena Muñiz hasta su muerte en 1128.
Está documentado que Enrique de Borgoña, gravemente herido en una batalla contra las tropas de Alfonso El Batallador (ex esposo de la reina leonesa Urraca), morirá precisamente en Astorga el año 1112, teniendo a su lado a su esposa y a su hijo de dos o tres años de edad, el futuro rey de Portugal Alfonso Enríquez.
A la muerte de Jimena Muñiz, o quizás antes, su hija Teresa hereda el Condado de Astorga que suma al de Portugal. Es probable que exista –aquí solo lo apunto- una cierta vinculación genealógica entre el Condado de Astorga y el futuro título del Marquesado de Astorga, a través de la infanta Elvira (primera hija bastarda de Jimena y Alfonso, que sobrevivirá a su hermana menor Teresa), habiendo emparentado su hija Teresa Fernández con el linaje de los Osorio hacia 1140. Gonzalo Osorio, hijo de esta Teresa, es por tanto nieto de Elvira Alfónsez, y biznieto de Jimena Muñiz.
Para terminar reproduzco los párrafos finales de mi artículo sobre Jimena Muñiz y sus hijas (2017):
El historiador portugués Torquato de Sousa Soares se ha referido a Teresa como la “Infanta-Reina” de Portugal en el periodo 1112-1128 (Formaçâo do Estado português, Lisboa, 1989), es decir, desde la muerte de Enrique de Borgoña en Astorga el 30 de Abril de 1112, hasta la batalla de Sao Mamede el 24 de Julio de 1128, que puso fin a la mini-guerra civil entre los partidarios de Teresa y los de su hijo Alfonso Enríquez.
La causa del conflicto posiblemente fue la pretensión de Teresa, aliada con su amante el poderoso noble gallego Fernando Pérez de Traba (señor de Trastámara) de retomar el viejo proyecto de su tío García, último rey de Galicia, de construir o reconstruir un Reino de Galicia y Portugal bajo la hegemonía del Imperio Leonés. Curiosamente ha sobrevivido una carta de privilegio de la reina Urraca (del 12 de Septiembre de 1118) en la que ésta ya se refiere a su medio hermana Teresa como reina de Portugal, un reconocimiento de facto bajo la tutela leonesa: “Reinante regina domina Vrraca cum filio meo in Legione, Alfonso (…) et regina domina Tharesia in Portugal” (Irene Ruiz Albi, La Reina Doña Urraca…, León, 2003, p. 506).
Proyecto sin embargo al que se opusieron los nobles portugueses, que vieron en el joven Alfonso Enríquez el adalid eficaz de un Portugal totalmente independiente. La derrota en Sao Mamede –en el mismo año de la muerte de Jimena Muñiz- obligó a Teresa a refugiarse en Galicia con su amante, donde morirá dos años más tarde, en 1130.
Dos hijos suyos alcanzaron la realeza: Alfonso Enríquez (Afonso Henriques) será el primer rey de jure de Portugal desde 1139 hasta 1185, y su hija bastarda Teresa Fernández de Traba será reina consorte del rey Fernando II de León desde 1178 hasta 1180.
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