Aurelio Fernández Diz

Gibraltar, camino de la independencia

Último Sitio de Gibraltar por las tropas españolas (1779-1783) según John Singleton Copley en su obra "The Siege and Relief of Gibraltar, 13 September 1782". (https://es.wikipedia.org)

EN RELACIÓN CON GIBRALTAR

LA CRÍTICA, 2 NOVIEMBRE 2020

Aurelio Fernández Diz | Lunes 02 de noviembre de 2020

(En respuesta a la V carta de mi amigo y compañero Jose Enrique Domínguez Martínez -Campos)

Querido Enrique: Aunque tenía pensado darme un descanso para reflexionar o esperar a cualquier novedad sobre el tema que tanto nos duele como a tantos españoles, mudos testigos de cómo sus gobiernos juegan y mercadean, con inusitada irresponsabilidad, con sus irrenunciables intereses, me veo en la obligación de tomar posición ante tu última carta de la que soy destinatario al lado del director de este periódico, lo que para mí es un inmerecido honor. (...)



... Toda la información de la que dispongo coincide exactamente con la que tú aportas en tu carta. Por tanto, no es posible controversia alguna entre nosotros ni diferencia de criterio, o de valoración de la injusta realidad que nos negamos a aceptar sobre la anacrónica existencia en nuestro territorio de una colonia justificada desde hace poco más de 300 años por un Tratado de Utrecht que la potencia colonizadora se niega a cumplir. Este incumplimiento de lo acordado es lo más grave de lo que nos está sucediendo, o de lo que nos va a suceder, si no acertamos a poner los medios necesarios para evitarlo.

Conocer la realidad de lo que está pasando en Gibraltar es muy importante pero probablemente sea mucho más importante conocer las causas, los abandonos, las renuncias, las últimas razones de esa realidad que tanto nos perturba. Y, para conocerlas, debemos de analizar críticamente esa realidad que subrepticiamente se está imponiendo y que no es otra que la consolidación in aeternum del hecho colonial. O sea, no solo es la imposibilidad material de recuperar el territorio que nos fue usurpado bajo todas las formas imaginables de ilegalidad, mentira e hipocresía por parte de uno de nuestros más importantes aliados, sino también es la constancia de la próxima e inmediata usurpación de nuestro mar territorial, que nos pertenece como de si de nuestro territorio continental se tratase, todo ello como antecedente de una posible, casi inmediata concesión y reconocimiento de la colonia como un estado independiente. Sapo que alguno de nuestros gobiernos se tendrá que tragar si no hacemos nuestros deberes desde ahora mismo. Un asesor del mal llamado gobierno gibraltareño acaba de anunciar que Gibraltar será independiente dentro de cien años. Y yo me atrevo a contradecirlo: será antes, pero mucho antes, si nuestros sucesivos gobiernos, de un modo especial los socialistas, no cambian su errónea interpretación, su errónea valoración, su erróneo planteamiento para resolver una humillación permanente que parece no importarles.

Por eso querido Enrique te propongo que, sin desatender la detallada descripción de una realidad perversa, bastante conocida por el conjunto de los españoles, profundicemos en el estudio y en el análisis crítico de todas las condiciones y circunstancias en las que se apoya esa perniciosa y contumaz realidad. Por ejemplo:

- Nuestro actual Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación (MAEC), con su declarada política de solo asegurar el tránsito fluido de personas y mercancías a través de la verja, está propiciando, en su conjunto, no solo la permanencia del hecho colonial sino también el más que previsible futuro anuncio de independencia de la colonia. Como ingleses y gibraltareños están consiguiendo alcanzar todos sus objetivos que quede aquí constancia de ello, aunque sea muy duro aceptarlo, para propiciar que se tomen las decisiones que puedan corresponder.

- Las personas que dicen trabajar en el Peñón no están cuantificadas numéricamente con las garantías necesarias. Bien lo expones en tu carta. Hay muchísimas versiones de las cuales las más exageradas son las que proporciona, por razones evidentes, el gobierno gibraltareño al cual solo le interesa conseguir a todo trance que la verja se mantenga abierta como garantía de su próspero y rentable modus vivendi. Para lograrlo hasta el propio gobierno inglés estaría dispuesto a aceptar una cierta oposición del gobierno gibraltareño en la ejecución y desarrollo de su política antieuropea.

- Estas personas prefieren trabajar en Gibraltar, por razones perfectamente imaginables, en lugar de hacerlo en las industrias establecidas en la bahía de Algeciras donde podrían hacerlo sin problemas, aunque las exigencias de su trabajo fuesen muy superiores, si no tuviesen otra posibilidad. Se podría escribir mucho sobre ello para desdramatizar un eventual super control en el tránsito a través de la verja o su propio cierre.

- La población de Gibraltar es una población de aluvión , venida de fuera, formada por personas de orígenes diversos, principalmente comerciantes, nuevos fenicios, de todas las religiones: judíos (ojalá también sefardíes) ,hindúes, moros y seguramente algún cristiano, interesados solamente en la buena marcha de sus negocios, caiga quien caiga, sin tener en cuenta los derechos del conjunto de los españoles y, en concreto, los derechos de los verdaderos propietarios de la tierra que ocupan, antiguos gibraltareños que tuvieron que abandonar sus casas para establecerse en San Roque a la llegada de los asaltantes ingleses con los enseres que pudieron trasladar, entre ellos las imágenes de los santos de los que eran devotos.

- No es admisible por tanto que el gobierno inglés sostenga, con insólita desfachatez y no menor hipocresía, que sea la actual población de Gibraltar la que ostenta el derecho a decidir sobre el destino de la colonia en contra de los derechos de sus verdaderos propietarios que no son otros que los intereses del conjunto de los españoles. También en esto tiene que trabajar el MAEC con la obligada dedicación.

- Nuestro admirado profesor Alberto Perez de Vargas, científico y matemático algecireño, al que ya me referí en otro artículo de esta serie, está en condiciones de demostrar que el actual bajo nivel económico en La línea, y en parte del Campo de Gibraltar, reside precisamente en el mantenimiento del hecho colonial alimentado y perpetuado, como cualquiera puede comprender, por esos trabajadores españoles que, en número indeterminado, resuelven cada día la necesidad de mano de obra barata de la colonia. Siendo esto así, resulta sorprendente que la política del MAEC, y otros foros confusos y desorientados de ámbito local, sea precisamente defender y mantener en el futuro esta perversa relación laboral, pan para hoy y hambre para mañana, y alinearse así más con los intereses de la potencia colonizadora que con los sagrados intereses de España. ¿Es esto admisible? ¿Cómo puede ser posible este desvío conceptual? Como no podemos dudar de nuestros diplomáticos, tantas veces magníficos, hemos de concluir que lo que realmente no está a la altura de las circunstancias es el bajo nivel de preparación y conocimiento de nuestros políticos que les impide ver y comprender con la precisión necesaria nuestros problemas en Gibraltar y, lo que es probablemente peor, ver y comprender cómo resolverlos. Para ello, el pensamiento político, justo, leal y necesario, precisamente por ser muy circunstancial en el tiempo, debe de respetar, como se merece, el pensamiento de nuestros profesionales de la diplomacia, como también debe de respetar el pensamiento de los profesionales de la milicia, porque son ellos los que tienen la debida capacidad de enjuiciar estos graves problemas desde una óptica de permanencia. Recordemos que cuando el primer ministro inglés David Cameron tomo la decisión de renunciar a las capacidades que los submarinos nucleares de ataque le proporcionaban, bastó un informe de la Royal Navy para que abandonara esa renuncia y los submarinos nucleares ingleses están siendo debidamente renovados. Un claro ejemplo de respeto del pensamiento político hacia el pensamiento militar, en este caso naval, a mayor honra de los políticos británicos.

Dejo voluntariamente aparte, por su trascendencia, las cuestiones relacionadas con la Defensa para no alargar demasiado esta pequeña carta. Solo anunciarte que para mí es un abandono y una claudicación inaceptable que en alguno de nuestros más importantes documentos para el desarrollo del planeamiento militar no se mencione la cuestión de Gibraltar o, si se menciona, se despache la cuestión, sin más análisis, como una simple anomalía heredada de la Historia. Lo grave del asunto es que, por este camino, y si alguien o algo no lo remedia, iremos, como se dice en el argot al que estamos acostumbrados, de victoria en victoria hasta la derrota final. En nuestro caso, esta derrota final sería la independencia irreversible de una parte de nuestro territorio en manos de comerciantes, nuevos fenicios, judíos (ojalá también sefardíes), hindúes, moros y algún cristiano, algo que nunca debiéramos permitir mientras a los habitantes de San Roque solo se les permite rezar ante las desubicadas imágenes de los santos de su devoción.

Con todo mi afecto.

Aurelio F. Diz
Capitán de Navío (G) (R)
En San Isidro de Campo Lameiro (Pontevedra) a 02 de noviembre de 2020.