Manuel Pastor Martínez

La nueva esclavitud

Thomas Sowell (1930 - ). Economista y pensador estadounidense.

LA CRÍTICA, 26 JULIO 2020

Manuel Pastor Martínez | Domingo 26 de julio de 2020
Entre mis más admirados intelectuales políticos en EEUU destacan los afroamericanos –poco conocidos en España- Thomas Sowell y Shelby Steele, investigadores ambos en la prestigiosa Hoover Institution, rigurosos y brillantes contrapuntos a los muy publicitados demagogos de la “negritud” y del “racismo sistémico” -sobre todo a partir de la presidencia de Obama-, (...)

... los payasos tipo Louis Farrakhan, Al Sharpton o Cornel West (histérico éste en una reciente confrontación televisiva con el abogado también negro Leo Terrell). Sowell y Steele reiteradamente han denunciado, en obras de gran calado intelectual, la nueva esclavitud o servidumbre política que afecta a las comunidades afroamericanas, rechazando también cualquier concesión a la Corrección Política, la nueva inquisición ideológica en la cultura progresista americana.

El incansable Thomas Sowell a sus 90 años acaba de publicar (y van más de 50 libros) un importante y riguroso estudio empírico, Charter Schools and Their Enemies (2020) en el que, entre otras enseñanzas, de su investigación se infiere la relación entre una educación pública obligatoria y exclusiva para minorías como los negros y su esclavitud política controlada por los sindicatos de profesores progresistas vinculados al PD. Shelby Steele es autor del primer análisis profundo, elegante y definitivo sobre el contexto racial del político Barack Obama, A Bound Man (2008), “un joven (multirracial) que abrazó la alienación negra como una especie de felicidad (o destino)”, y asimismo de otra obra anterior con un título significativo, White Guilt (2006), en la que analizaba críticamente la tediosa y victimista historia de la culpa de los blancos en general por la esclavitud, y la recurrente demanda política de reparaciones para los negros.

Hace cuatro años, cuando apareció el movimiento, Sowell ya indicó que “Black Lives Matter” era importante para el Partido Demócrata (PD) porque “Black Votes Matter”. Anteriormente este gran ensayista y economista político –verdadero sucesor americano de Adam Smith- había criticado a los “amigos de los negros”, que siempre esperan de ellos que sean socialistas, o en versión actualizada de Joe Biden, que voten al PD para demostrar su “negritud”.

En el mismo sentido de una estrategia política para apropiarse y “esclavizar” el voto negro, The New York Times ha lanzado una empresa o proyecto agit-prop, Project 1619. Sus promotores, con Nikole Hannah-Jones en cabeza, defensores progresistas de la absurda acusación a EEUU de “racismo sistémico”, proponen un nuevo paradigma teórico para re-escribir la historia de la nación. El “Proyecto 1619” es un modelo fake e ideológico (en la línea de lo que en España se llama la “Memoria Histórica”), rechazado por los historiadores académicos más prestigiosos, que interioriza realmente el racismo (especialmente contra los blancos) como criterio metodológico e historiográfico, postulando que en tal fecha llegaron los primeros esclavos negros a América.

En realidad los autores del proyecto ignoran la historia americana. Por ejemplo, varias crónicas españolas de Indias documentan que el primer siervo negro que pisó el continente americano –concretamente el territorio de La Florida- sucedió casi un siglo antes, en 1528, con la expedición de Pánfilo de Narváez y Álvar Núñez Cabeza de Vaca. Se trata de Esteban (o “Estebanico”, como era conocido), un joven natural del Norte de África, que sobrevivió a un naufragio y participó con Cabeza de Vaca en la larga marcha a pie desde La Florida hasta Méjico a través de los territorios hoy Estados denominados Texas, New Mexico y Arizona. Años más tarde, en otra expedición española desde Méjico en 1539, promovida por el virrey Antonio de Mendoza y encabezada por Fray Marcos de Niza, “Estebanico” –que actuaba como guía- fue asesinado por indios nativos americanos en Hawikuh (en el Estado actual de New Mexico) por haberse aprovechado sexualmente de sus mujeres.

La nueva situación propiciada por el PD está perfectamente descrita por Dinesh D´Souza en la expresión “Plantation Politics”, que aparece en el título de un libro suyo, Death of a Nation: Plantation Politics and the Making of the Democratic Party (2018). Históricamente el PD ha sido el partido de la esclavitud (hasta la Guerra Civil) y de la segregación después. Muchos líderes nacionales, estatales y locales del PD han sido también secretamente miembros del Ku Klux Klan hasta décadas recientes. En la presente era de travestismo político hemos presenciado a hispanos e indios nativos americanos simpatizantes de organizaciones izquierdistas como La Raza y AIM (American Indian Movement) derribar estatuas de San Junípero Serra, apóstol evangelizador de los indígenas de California, y asimismo a los radicales de Black Lives Matter vandalizar y derribar las estatuas de Abraham Lincoln, el presidente Emancipador, y de Ulysses S. Grant, el general-presidente que venció militarmente a los esclavistas sureños y empleó tropas federales en la posguerra para luchar contra el KKK.

Los nuevos “Tíos Tom” serviles del PD ahora no son nada moderados o pacíficos, sino esos “angry blacks”, radicales y violentos pertenecientes a Black Lives Matter, Antifa, Nation of Islam, New Black Panther Party, Black Hebrew Israelites y grupos similares, además de diversas individualidades políticamente oportunistas –no “bargainers” sino “challengers”, en terminología de Steele- como Jesse Jackson, Al Sharpton, Cory Booker, Kamala Harris, Stacey Abrams, Susan Rice, Maxine Waters, Alexandria Ocasio-Cortez, Ilhan Omar, Ayanna Pressley, Nikole Hannah-Jones, etc. (y, sí, también el antes icónico “bargainer” y ahora patrón “challenger” del partido, Barack Obama), avalistas todos del incompetente y soñoliento o senil Joe Biden, al que algunos consideran el potencial “Kerenski” o caballo de Troya de una imaginaria revolución socialista afroamericana.

Joe Biden, que en su casi medio siglo como político profesional mediocre del PD no ha hecho nada sobresaliente, paradójicamente tiene una larga historia de “gaffes” racistas, siendo los dos más célebres el dedicado en 2008 directamente a Obama (“es el primer candidato afroamericano educado y limpio”), y el más reciente dedicado indirectamente a Trump (“si le apoyas no eres un negro”), en el que deja claro, mediante un pueril chantaje de la identidad racial, el requisito básico para pertenecer a su plantación política.