... mezcla de razones objetivas –posición dentro del escalafón que nace en la Academia General Militar– con otras subjetivas –por desgracia en algunos casos también políticas–, pero siempre dentro del marco de responsabilidad militar que asume así sus errores y aciertos.
Los sucesivos cambios en la estructura y funcionamiento de las Fuerzas Armadas desde la Transición hasta ahora mismo han ido alterando el proceso de selección descrito, dejando cada vez más la decisión final en manos del poder político, fuera del marco militar que, aportando con esos cambios una buena carga de subjetividad en sus valoraciones, llega al menos a establecer una relación de aspirantes ordenada en un nuevo “escalafón”.
Hasta aquí la cuestión de los ascensos al empleo de General, guste más o menos, era lo que era: una cuestión de militares resuelta en el ámbito militar de esa manera, y con las presiones pertinentes del poder político, cuestión inevitable en todo momento histórico, democrático o autoritario, y en todo caso puntual.
Lo que hace saltar las alarmas y desde hace unos años, es la intervención de la empresa privada en el proceso de selección con todo lo que ello conlleva. Partiendo del “escalafón” elaborado por los militares, los asesores privados, obtenida esa categoría por concurso público primando el precio, acceden a la información sensible y personal de los coroneles aspirantes, los entrevistan personalmente y hacen los cambios que estimen pertinentes en el citado “escalafón”.
La ventana que se abre con este procedimiento a las irregularidades de todo tipo, incluida la prevaricación cruzada del poder político, que se garantiza de ese modo la sumisión a sus intereses de la cúpula del Ejército, que habrá de salir necesariamente en un próximo futuro de entre los así elegidos, es un asunto en modo alguno baladí.
En las últimas décadas está demostrado de modo fehaciente la profunda corrupción –diría que sistémica– de nuestro sistema político. Buscar subterfugios como el que acabo de describir para tener las manos libres y manejar a su antojo a la cúpula del Ejército español –o poder hacerlo– es rizar el rizo de la prevaricación –quizá real pero seguro que de este modo posible– del gobierno de turno.
Y no olvide, estimado lector, que este es un buen sistema para crear Directorios. En el pasado los de derechas y hoy, más modernos y de moda, los de izquierdas.
Conozca a Juan M. Martínez Valdueza