Lectores | Artículos

Yo estuve aquí antes

JB Priestley
Sábado 26 de septiembre de 2015
¿Qué futuro le espera a un nuevo medio digital en la marabunta que en 2015 inunda “la interné”? ¿Podrán salvarle los apellidos de “crítico e independiente” que como marchamo de la casa viene impreso a fuego y sangre de origen?

Ante el nacimiento de un nuevo periódico –perdón, “diario digital” –, pues la dirección pretende que sea un candelero instantáneo de noticias locales, provinciales y de otros ámbitos, uno se pregunta: ¿Qué futuro le espera a un nuevo medio digital en la marabunta que en 2015 inunda “la interné”? ¿Podrán salvarle los apellidos de “crítico e independiente” que como marchamo de la casa viene impreso a fuego y sangre de origen? Para contestar a ello permítanme que haga una llamada a la memoria remota de mis años mozos.

Allá por enero del 2000, todavía no recuperado del efecto que iba a acabar con el mundo, a eso de las once de la noche, me hospedé en el Hostal Lino frente a la estación de Vigo. Apenas llegado a la habitación, conecté la tele y por defecto salió “la uno”. Cómo no, la uno era la primera al menos en el orden de los canales de entonces. Iba a cambiar de canal pero una sugerente y esplendorosa Ana Duato me enganchó. Hacía poco que había empezado el programa. Era una obra de teatro, en una arriesgada reedición de los antiguos “Estudio 1 de TVE”. Fuera por la excelente interpretación, dirección o vaya usted a saber por qué, el caso es que me la tragué enterita y reconozco que alguna lagrimita se quedó en la almohada, porque la obra era toda una maravilla.

Me costó al día siguiente, revisando la programación atrasada, saber quién era el autor. Se trataba de la obra Yo estuve aquí antes o I have been here before del inglés J-B. Priestley, estrenada por primera vez en 1937 y adaptada y dirigida magistralmente para Estudio 1 por Gustavo Pérez Puig. Estaba interpretada por la sublime Ana Duato y por José Sancho, Ramón Langa, Maru Valdivieso Teófilo Calle y otros más.

Intenté, durante la siguiente semana en Vigo, hacerme con un ejemplar impreso de la obra.

–¿De quién me dice? ¿De Priestley? Hum… No tenemos nada, lo siento.

Días después busqué en varias bibliotecas y librerías de Madrid con el mismo resultado, hasta que ¡al fin! un librero de libros viejos al principio de la Calle Hortaleza me dice:

–Bueno, si se trata de una obra de teatro puede ir usted al final de esta misma calle. Perdón, en realidad es ya en San Mateo. Se llama La Avispa y son especialistas en teatro. Posiblemente allí tengan todo el teatro que se ha publicado en español. ¡Qué digo publicado!, cuentan que tienen obras manuscritas que jamás han visto la luz, de autores que no conoce nadie. Si se trata de teatro y existe, allí lo tienen.

En una especie de semisótano me atendió amablemente un hombre de unos cuarenta, con atuendo de ejecutivo mal disimulado pues sus gafas “yonlenon” revelaban un intelectual o artista del momento.

–¿Yo estuve aquí antes? ¿De Pristley? El caso es que me suena. ¿Y dice usted que la han echado en Estudio Uno? Vuelva mañana porque estamos empezando a informatizar esto y hay un lío tremendo. Si hay algo se lo preparo.

Volví al día siguiente y, con la misma amabilidad del día anterior, me atendió el tipo de las gafas que luego supe que era el dueño, además de editor y director de varias publicaciones.

–Amigo –me dijo–, he conseguido una edición muy antigua que es única y seguramente es la que han utilizado para la tele. Como no tiene derechos de autor te puedo hacer unas fotocopias, pero tendrás que pagármelas si las quieres porque este libro es único y no te lo puedo vender.

–Por supuesto. Y muy agradecido por buscarme esta obra, colega –le dije. Para entonces y solo por el detalle le consideraba íntimo.

–Son quinientas –me espetó, mientras metía las fotocopias en el sobre marrón.

Ese sobre marrón está guardado en la biblioteca entre mis libros en un lugar privilegiado.

Y se preguntará usted ¿qué narices –y las narices podemos cambiarlas por la parte anatómica que le venga en gana, aunque sea malsonante– tiene que ver el futuro de un diario digital arriesgado e independiente con el recuerdo de Yo estuve aquí antes de Priestley? Es sencillo. La obra de Priestley es todo un paradigma del “déjà vu”, de la premonición, del tiempo circular que cierra ciclos, de la teoría del tiempo del filosofo Ouspensky, del “se estaba viendo venir”, del ”si es lo que ocurre siempre”.

¡Ah! ¿Que no conoce a Priestley? No importa. Prometo colgar I have been here before en este medio aunque sea fraccionada: todavía conservo como un tesoro aquel sobre marrón.

Lord Nardo