Manuel Pastor Martínez

La Cina è vicina

El presidente de China, Xi Jinping, en su visita a Wuham. (Foto: www.eltiempo.com)

LA CRISIS DEL CORONAVIRUS

LA CRÍTICA, 26 MARZO 2020

Manuel Pastor Martínez | Jueves 26 de marzo de 2020

... Una de las mayores estupideces políticas que nunca comprendí cuando era estudiante universitario en los años 1960s fue el “maoísmo” español, ...

... Solo la radical ignorancia y el antiamericanismo infantil explican que tengamos que aceptar o plantear el falso y tramposo dilema entre un “Trump letal” y una “China vital”. ...

... Racismo fue llamar y seguir llamando “gripe española” a la pandemia de 1918 sin que España tuviera ninguna responsabilidad en su origen y difusión ...



... que se prolongaría durante la década siguiente, con la Transición, representado principalmente en nuestro país por una sopa de letras, de partidos y organizaciones como PCI, FRAP, GRAPO, OCE (Bandera Roja), UCE, MC, ORT y PTE (éste con su Joven Guardia Roja, dotada de una reserva de jovencitas –así me lo reconocieron mis amigas Pina y Lola- para uso sexual de los militantes). Personajes tan dispares y excéntricos como Jordi Solé-Tura, Eladio García Castro, Nazario Aguado, José Sanromá (Pepe el Chino), Joaquín Estefanía, etc., adoptaron esta ideología comunista exótica y absurda. La mayoría de los “maoístas” españoles terminarían como militantes o súbditos del PSOE. Todavía en 2005 un dirigente socialista, Enrique Barón, presidente de la comisión de comercio internacional en el Parlamento Europeo, hacía un elogio del sistema económico chino (“La China es vecina”, El País, 25 de Mayo, 2005).

El “maoísmo” español, por supuesto, no era original. En Francia y en Italia era una auténtica moda, no solo política sino también intelectual y cultural. El ejemplo más difundido lo ofreció la película de Marco Bellochio, La Cina è vicina (1967) –título trágicamente pertinente hoy para los italianos y para los españoles- que apareció cuando en China precisamente se desencadenaba la criminal Revolución Cultural, para regocijo ignorante de nuestros estudiantes universitarios y élites progres culturales en Occidente. El socialista Barón tomaba de Bellochio el título de su mencionado artículo, y era un jalón en la transición hacia un “nuevo maoísmo” trivial, basado en la fascinación generalizada que hemos padecido de los múltiples simpatizantes a izquierda y a derecha del modelo económico chino en tiempos recientes, incluso cuando ya hemos sido agredidos por el coronavirus, que con absoluta justificación debe recordarse en la historia como el virus de la China comunista.

No hay nada de racismo en tal denominación. Racismo fue llamar y seguir llamando “gripe española” a la pandemia de 1918 sin que España tuviera ninguna responsabilidad en su origen y difusión. La pandemia del coronavirus (¿acaso nos hemos vuelto locos por la corrección política?) está clarísimo que procede de China y que toda la responsabilidad criminal la tiene su régimen comunista totalitario liderado por el maoísta Xi Jinping.

Resulta patético que en España y en otros países occidentales sigamos dando crédito a la desinformación sistemática y propagandística de un régimen criminal y totalitario como el de China. Solo la radical ignorancia y el antiamericanismo infantil explican que tengamos que aceptar o plantear el falso y tramposo dilema entre un “Trump letal” y una “China vital”. Hace meses, incluso años, que voces muy autorizadas en los Estados Unidos, como el senador Tom Cotton (presidente del Comité de las Fuerzas Armadas y miembro del Comité Selecto de Inteligencia) o el sinólogo demócrata chino-americano Gordon Chang venían alertando –coincidiendo con análisis de las poderosas y fiables agencias de inteligencia en un sistema democrático y constitucional, con unos medios de comunicación libres, numerosos y plurales –de lo que está ocurriendo. Podemos elegir si los creemos o preferimos construir una realidad paralela alternativa para satisfacer nuestros prejuicios ideológicos o paranoias. Lo que en lengua inglesa y en el léxico de la Inteligencia-Contra-Inteligencia se conoce como “deception”/“self-deception”, y un famoso experto describió como “la mente del Estado y un estado de la mente”.

A propósito de ello recomiendo a nuestros pacientes lectores el reciente artículo de Matthew Continentti, “El lento Pearl Harbor de la Crisis del Coronavirus” (National Review Daily, 23 de Marzo, 2020). El presidente Trump se ha referido a una guerra en la que nos enfrentamos a un “enemigo invisible”. A mi juicio lo que es invisible es el arma, pero el enemigo es perfectamente visible.