La modificación en curso del Código Penal que considerará delito la exaltación y no sabemos qué más del franquismo, ha podido más que el sosiego exigible en un político con mando en más de dos plazas y ha lanzado a los medios a esta señora reivindicando, por fin, la realidad de esta medida como conquista de la democracia.
Como tantas otras veces, las conquistas partidistas y revanchistas se disfrazan de democráticas, sin tener en cuenta que por mucho que la mona se vista de seda... Así, tendrá el gobierno del Partido Socialista que darse prisa en construir prisiones -pueden pedir asesoramiento a los chinos- para albergar a un buen montón de españoles que, más allá de la exaltación o no del franquismo, no están dispuestos a asumir otra dictadura que empieza por restringir la libertad de expresión y de pensamiento y termina vaya usted a saber cómo.