Esta frase sencilla, clara, evidente, es la que hace ya largos años muchos ciudadanos venimos echando en falta en boca de dirigentes políticos, sociales y de opinión españoles.
Y la razón es también sencilla, clara y evidente: es al conjunto de todos los españoles, y no a una parte, a quien corresponde decidir sobre algo que les atañe a todos, como es la separación de una parte de su territorio. Consúltese en referéndum a los españoles y que ellos decidan. Que todos decidamos. Así de sencillo, claro y evidente. Así de legal y así de democrático. Ese es el verdadero derecho a decidir. Y si el resultado es favorable a los independentistas, nosotros seremos los primeros que diremos SÍ a la independencia de Cataluña.
Que todos decidamos. Así de sencillo, claro y evidente. Así de legal y así de democrático. Ese es el verdadero derecho a decidir
Han sido puestas sobre la mesa del debate nacional multitud de razones históricas, políticas, económicas, sociales y hasta sentimentales para afrontar el reto de los independistas catalanes, sin tener en cuenta lo que una y otra vez la Historia nos muestra sobre hechos similares, de desgarrador y violento, aquí y en Pekín -incluido Pekín, sí señor-, y sin tener en cuenta tampoco que la responsabilidad de que ese debate pueda producirse en las condiciones desesperadas de estos momentos es consecuencia directa de la política seguida por los partidos políticos nacionales desde el comienzo de la Transición hasta nuestros días.
El próximo domingo las elecciones autonómicas catalanas solamente podrán tener dos resultados: el que sea favorable a los independentistas capitaneados por Artur Mas y el que no lo sea. En el primer caso, y si los favorecidos son capaces de superar el vértigo de iniciar un camino de consecuencias inmediatas imprevisibles y adentrarse en él, como vienen afirmando, el Estado español deberá afrontar la situación con firmeza en defensa de los derechos de todos los españoles. En el segundo caso, los dirigentes políticos, sociales y de opinión españoles tendrán en su mano una nueva oportunidad para intentar deshacer los entuertos de los últimos cuarenta años en relación con Cataluña.