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¿Dónde está la extrema izquierda?

Enrique D. Martínez Campos | Miércoles 12 de junio de 2019
¿Dónde? En virtud de los inexistentes valores democráticos que dicen ser consustanciales con ellas y predican las izquierdas, en ninguna parte. La extrema izquierda no existe ...

... ¿Qué es eso?, se preguntan los progres, los más progres y los que superan por la izquierda a los más progres. Ellos son la democracia pura y, naturalmente, representan la libertad y a todo bicho viviente. En exclusiva.

Esto no es nuevo, ni en España ni en Europa. Desde hace muchos años –después de que acabara la Segunda Guerra Mundial- el socialismo real se reconvirtió en parte en socialdemocracia, que ha sido la ideología predominante desde entonces hasta aquí en el viejo continente.

Y a partir de 1979, en España, cuando el PSOE en aquel “XXVIII Congreso y medio” de septiembre de ese año dijo que había que ser “socialista antes que marxista” -100 años después de su fundación- ¿qué representaba en el ámbito político español? En mi opinión, la izquierda, para realizar su deseada “revolución tranquila”.

¿No quedaba nada más a la izquierda del PSOE? Por supuesto que sí: los comunistas, los anarquistas y el terrorismo asesino. ¿Cómo se debía llamar a todos los grupos a la izquierda de la izquierda? La extrema izquierda, ¿verdad? Pues ni los de izquierdas, ni los medios (casi todos), ni prácticamente nadie, se atrevía a llamarlos por su nombre. Salvo, en todo caso, a los asesinos.

A lo largo de estos últimos 40 años el llamado centroderecha español, representado fundamentalmente por el Partido Popular (PP), se ha ido escorando cada vez más hacia el llamado centro político con el propósito de acaparar el mayor número de votos, tanto de los de izquierdas moderados como de los de derechas, aún teniéndose que tapar la nariz estos últimos en no pocas ocasiones. Ese escoramiento político del centroderecha ya lo empleó Aznar, aunque algunos no se lo crean.

Ideológicamente fue tal el desplazamiento del PP hacia el centro que lo sobrepasó, llegando a confundirse con el centroizquierda y mimetizándose con la izquierda radical representada por el PSOE de Rodríguez Zapatero. ¿Acaso modificó Rajoy las leyes de ingeniería política izquierdista en todos los ámbitos aprobadas por aquel PSOE, que tuvo la virtud de que renaciese aquí el sentido de “las dos Españas”?

En resumidas cuentas, la derecha política como tal desapareció de nuestro país desde el año 2011. A partir de aquí millones de españoles se quedaron huérfanos sin que nadie les representara. Y tapándose nariz, ojos y oídos siguieron votando lo que suponían que era lo menos malo de todo lo malo.

Porque, a la izquierda de la izquierda radical zapateril, además de los comunistas, surgieron otros grupos (de extrema izquierda) como Podemos y todas sus filiales regionales, los de BILDU herederos de los asesinos terroristas, los separatistas catalanes de la Esquerra, etc. Que con el PSOE formaban el bloque de la “casa común” de la izquierda española.

Era lógico. De ese PP ideologizado defensor de tesis puramente izquierdistas se desgajó una parte que defendía las ideas de siempre de la derecha española. Uno de sus máximos representantes un símbolo para todos los españoles de bien: Ortega Lara. Y otro perseguido y amenazado por ETA durante años: Santiago Abascal.

A partir de 2014 surgió un grupo liderado por ellos: VOX. Y la “casa común” de la izquierda y todos sus terminales mediáticos se lanzaron como lobos contra esa derecha que podía resurgir prácticamente de la nada. Derecha que defiende la Constitución (la extrema izquierda, de ninguna manera). Que defiende la vida (la izquierda y extrema izquierda, de ninguna manera).

O que está por la labor de revisar, de acuerdo con la legalidad, la Constitución para cortar el desmadre autonómico que conduce al enfrentamiento entre españoles.

O que no quiere que a nuestros hijos se les adoctrine en la ideología de género de las izquierdas desde que pisan la escuela.

O que desea que la inmigración ilegal desaparezca, etc., etc.

¿Quiénes se oponen a todas estas supuestas “barbaridades” de esta “extrema derecha”, habida cuenta que la derecha ha dejado de existir en nuestro país y se tergiversa el lenguaje para engañar a millones de españoles?

Pues además de toda la “casa común” de la izquierda y la práctica totalidad de los medios de comunicación, un partido nacido en Cataluña de centroizquierda llamado Ciudadanos (ahora dice ser “liberal” de centro) e, incluso cuando le parece bien, el propio PP (o, mejor dicho, cuando muchos de sus votantes se alejan de él).

Yo no sé a Vd, pero todo esto me resulta indignante indecente e inaudito… Y más cuando a millones de españoles les parece encantador ser pastoreados por elementos procedentes de Argentina o de Francia, sentado alguno ya en la Mesa del Congreso de los Diputados, o poniendo condiciones otro acerca de votar con quién debe pactar Ciudadanos porque, sencillamente, lo dice él.

Pues bien, estoy encantado de que la derecha haya regresado a nuestro país. De que esté intentando a base de ideas y no de revanchismo, ideología de género, multiculturalismo, mantenimiento del caos autonómico, permisividad en la inmigración ilegal, recortes palmarios de la libertad de los españoles, etc. Y de que sea una opción política que no tenga ningún temor a enfrentarse con los separatistas, como lo ha demostrado con su exclusiva presencia en el Tribunal Supremo. ¡Que esos sí son extrema derecha y extrema izquierda!

Todos están escandalizados, incluidos muchos imbéciles del PP. ¡Que vuelve la derecha! ¡Qué horror! Y ellos y los medios, tergiversando la verdad y el lenguaje, han decidido que esa derecha natural sea “una extrema derecha” cavernícola y anticonstitucional. Por ello, millones de españoles se lo creen influidos por el inmenso poder mediático en manos de las izquierdas.

Tras las elecciones del 26 de mayo VOX es determinante para formar gobiernos en Autonomías y Ayuntamientos. ¿A quién le sigue dando asco sentarse con ellos a negociar? Al centro liberal de Ciudadanos, que le da igual pactar con el PSOE, socio de BILDU y del separatismo, que con el PP “de centro”.

VOX ha comprobado –la derecha ha comprobado- que su quijotismo en Andalucía no le ha servido de casi nada. Y ahora exige, con toda lógica defendiéndolos intereses de sus millones de votantes, participar en las conversaciones con sus posible socios –PP y Ciudadanos- para formar gobiernos, sobre todo en Madrid.

Me parece formidable la postura adoptada por VOX. Que sean otros, los liberales oportunistas que pueden apoyar a la basura política e izquierdista lo mismo que al PP “de centro”, quienes se responsabilicen ante los españoles de su bestial irresponsabilidad.

Y no por simple orgullo personal, como ha dicho alguien en alguna emisora de radio, sino porque VOX –la derecha española- no puede ser la alfombrilla en la que Ciudadanos se limpia los zapatos cuando quiera, porque quiera y porque un socialista francés llamado Valls, desde Barcelona, lo exija.

Enrique Domínguez Martínez Campos.

Coronel de Infantería DEM (R)