Queridos amigos: Por fin se celebraron las importantes elecciones generales del 28 de abril y ya estamos metidos de lleno en la campaña electoral de las próximas, locales, autonómicas y europeas del 26 de mayo ...
.... ¡Qué forma tan estúpida de que los políticos se gasten el dinero de todos nosotros, del que nos exprimen con los impuestos que pagamos para su beneficio, para que ellos ocupen un cargo, el que sea, que también lo pagamos todos!
¿Lo que acabo de deciros es una novedad? De ninguna manera. Así llevamos la friolera de 42 años desde las elecciones generales de 1977. Y como es lógico, cada año que ha pasado desde entonces, los procesos electorales se han ido encareciendo. Pero no importa. Para eso estamos nosotros. Para pagar lo que haga falta cuantas veces les interese a los políticos. A ellos, no a los desgraciados que ponemos el dinero.
Además, la vicepresidenta del gobierno del señor Sánchez, la señora de Cabra, ya lo dijo con claridad en una lección magistral habitual en ella: “el dinero público no es de nadie”. De modo que, ¿será por dinero?
Habrá algunos que me podáis decir que ése es el precio de la democracia. No lo creo. Fijaos en la Autonomía valenciana. Ha hecho coincidir sus elecciones con las generales del 28 de abril y no sólo no ha pasado nada sino que se ha beneficiado electoralmente del tirón de estas últimas. Por tanto, creo que se puede ahorrar en muchísimas cosas para fines más importantes. Pero mientras haya millones de “paganos” que están dispuestos –incluso contentísimos– a poner la pasta para que sean los políticos los principales beneficiarios de ello, continuará el desmadre económico, llegarán las crisis y, después, el inevitable paro y los famosos “recortes”.
Pero volvamos a las elecciones del 28 de abril. Si excluimos a los partidos que yo considero antisistema –nacionalseparatistas y proetarras–, el número de votos del bloque del centro y la derecha es técnicamente igual al del bloque de la izquierda (PSOE) más el de la extrema izquierda (los actuales comunistas procedentes del chavismo venezolano y el castrismo). De modo que podemos concluir que España se ha vuelo a dividir radicalmente en aquellas “dos Españas” que acabaron proclamando la nefasta Segunda República tras unas elecciones municipales gracias, también, a la cobardía de la derecha monárquica en 1931.
Por cierto, hay quienes aseguran hoy que ese bloque de izquierdas lo que pretende, en realidad, es la proclamación de la Tercera República con el apoyo de los antisistema citados.
¿Por qué he dicho que la última República se proclamó gracias a la cobardía de la derecha monárquica? Porque, tras aquellas elecciones municipales ganadas por las derechas, se dejaron convencer por el bloque de las izquierdas en el sentido de que en las grandes ciudades el número de concejales de izquierdas era superior al de las derechas. Es decir, que con más de 25.000 concejales votados por las derechas frente a los poco más de 5.000 votados por las izquierdas, se acobardaron y permitieron que se derrocara la Monarquía para proclamar la República. Algo inconcebible pero rigurosamente cierto. Un siniestro sinsentido tras unas elecciones municipales.
Ahora, también, muchos se preguntan cómo va a gobernar el llamado “doctor Sánchez”, es decir, el socialista Sánchez, con 123 escaños en el Congreso. La extrema izquierda ya le ha advertido que quiere formar parte del gobierno. Y el PSOE dice que quiere gobernar en solitario buscando apoyos puntuales. Si durante nueve meses lo hizo con 84 diputados, ¿por qué no podría hacerlo ahora con 123? Veremos. Al final, todo se puede lograr con el dinero, ese que la de Cabra dice que no es de nadie.
Porque, de momento, las izquierdas quieren recaudar a base de más impuestos unos 26.000 millones de euros que, ¿de dónde van a salir? ¿De los bolsillos de quienes ellos llaman “los ricos”? ¿Y a quiénes van a repercutir “los ricos” lo que tengan que pagar de más para llenar la bolsa del dinero que la de Cabra dice que no es de nadie? Al margen de que a “los pobres” también les van a exprimir aún más con el impuesto que quieren que paguen los que tienen un coche de gasoil.
Pero, queridos amigos, esto no es consecuencia sólo del resultado electoral del 28 de abril. Todo esto viene de muy lejos. Como decía al principio, se ha ido forjando a lo largo de los 42 últimos años; del enfrentamiento ideológico a nivel nacional que deriva en el enfrentamiento social; de una fragmentación de España en cantones autonómicos que sólo suelen velar por sus intereses territoriales; de una entrega de la enseñanza a esos cantones que divide aún más a los españoles; de una ley electoral infame para que los electores elijan obligados la partitocracia, no a sus representantes; de una ingeniería de género impuesta por las izquierdas y asumida por el centro y la derecha; de un revanchismo histórico que denigra nuestra Historia y la tergiversa hasta la náusea, la más cercana y la que no lo es, etc., etc.
A estas gravísimas realidades, de las que son máximos responsables los gobiernos de España (no el de Cataluña, o el de Vascongadas, o el de Andalucía, o el de Valencia, etc.), debo deciros que los españoles pienso en muchísimas ocasiones que no tenemos memoria y muy escasa cultura. Porque se nos engaña con una facilidad pasmosa. Y eso es fabuloso para los intereses de la casta política.
Me recuerda esto último a aquellos españoles del siglo XIX cuando en Andalucía, después de que el duque de Angulema con sus 100.000 soldados repusieran el absolutismo del rey felón Fernando VII, encantados, gritaron: “¡Vivan las caenas!”, es decir, viva el absolutismo y no la libertad.
No me interpretéis mal. No es éste al caso –absolutismo frente a libertad– pero sí se parece por comparación cuando las dos “pasadas por la izquierda” en estos 42 años (felipismo y zapaterismo) terminaron como terminaron y, ahora, los españoles han decidido repetir una nueva experiencia, una nueva “pasada por la izquierda” con el triunfo electoral del señor Sánchez. Por eso también me pregunto: ¿somos los españoles masoquistas?
Quizás sea necesario explicarlo en otra carta. Desde el principio, para refrescar la memoria de muchos. Y para, desde la modestia, tratar de relatar los hechos, repito, hechos que nos han conducido hasta los resultados del 28 de abril.
No se trata de dar lecciones a nadie. Sino de recordar el pasado inmediato. Porque, como decía Séneca, quien no conozca el pasado será siempre un niño.
Un abrazo a todos.
Enrique Domínguez Martínez Campos
Coronel de Infantería DEM (R)