Francisco Ansón Oliart

Población, viejos, pensiones

www.elconfidencial.com. (foto: Agencia EFE).

LA CRÍTICA, 11 ABRIL 2019

Francisco Ansón Oliart | Jueves 11 de abril de 2019
Impresionan los datos sobre la población española. La densidad en la provincia de Madrid, por ejemplo, es de 811 habitantes por kilómetro cuadrado, en contraste con Teruel que es de 9 habitantes ...

... o Soria de sólo 8 habitantes. En nuestro León es de 30, pero muy inferior a la media nacional cuya densidad de población alcanza los 90 habitantes.

Ignacio Aréchaga, escribe en ACEPRENSA, el 20 de Marzo pasado (el texto, aunque lo entrecomillo, no es textual): “En 2018 había en España 4,66 millones de extranjeros, lo que supone el 10% del total de población residente. Esta población inmigrante, que es más joven que la nacional, aporta uno de cada cinco nacimientos. Y falta hace. El número de hijos por mujer está en 1,31, que junto con Malta (1,26), Italia (1,32) y Grecia (1,35), se encuentra entre los países con menor tasa de natalidad, en contraste con la media de la UE es de 1,59 y en la vecina Francia, de 1,9. Pero se necesita al menos una tasa de 2,1 para la sustitución de generaciones. Las parejas españolas tienen una descendencia insuficiente y tardía; la edad media a la primera maternidad ha subido hasta los 32 años. Sin embargo, si hemos de creer a la Encuesta de fecundidad de 2018 del INE, resulta que apenas un 10% de mujeres mayores de 30 años no desea tener hijos. Y en torno al 25% de las parejas dicen que desearían tener 3 o más hijos. Además, asomados a este precipicio demográfico, resulta más paradójico que casi uno de cada cinco embarazos termine en aborto provocado. En 2017 se registraron 94.123 abortos frente a 393.181 nacimientos, lo que equivale al 23,9%. Hay una visión que tiende a desconectar el aborto y el problema demográfico, como si fueran fenómenos independientes. Pero es claro que el aborto priva a la población de casi 100.000 posibles españoles cada año.” Concretamente, Pablo Siegrist , director de la Fundación Jérome Lejeune en España, denuncia que abortan algo más del 90% de personas a quienes se detecta un síndrome de Down durante el embarazo de sus madres. En efecto, durante el año 1985, nacieron 15 bebés con síndrome de Down por cada 10.000 nacimientos y en el año 2015, solo nacieron 5,1 bebés con síndrome de Down por cada 10.000 nacimientos. “Conmueven las cifras históricas que contabilizan el número de abortos desde que se aprobara la ley de supuestos: se han abortado casi tantos niños como habitantes tiene Castilla y León: en total, 2.381.804 bebés. Es decir, cada día, según las cifras oficiales, morirían unos 257 niños a quienes se priva del derecho a la vida.” (https://www.hispanidad.com/confidencial/espana-envejece-por-no-defender-la-vida-cada-dia-mueren-257-ninos-en-nuestro-pais_12008556_102.html).

En todo caso, en España, desde el año 2015 hay más fallecimientos que nacimientos y el número se va agrandando, “el verdadero problema de España es que se muere. No hay relevo generacional y la brecha entre nacimientos y fallecimientos aumenta peligrosamente. Y si no lo hace más rápidamente no es porque los nacimientos se estén recuperando, sino porque los fallecimientos se están retrasando, es decir, vivimos más años. La situación es dramática. Así lo refleja la estadística de Movimiento Natural de Población del INE: en 2017 hubo 393.181 nacimientos frente a 424.523 fallecimientos. Es decir, la pérdida de población fue de 31.342 personas”. (https://www.hispanidad.com/confidencial/la-espana-que-se-muere-12006134_102.html). Sólo tengo los datos del primer semestre del año pasado, a cuyo tenor hubo 179.794 cunas, frente a 226.384 ataúdes.

Además la población española está envejeciendo. La media de edad en España fue de 39 años en 1998 y el año pasado superó ya los 43 años, esto es, una media más elevada que la de Suecia o Francia y si no es más alta aún, es debido al 10 por ciento de los extranjeros residentes en nuestro país que apenas llega a los 36 años. De hecho, ya la quinta parte de la población española tiene más de 65 años.

Por consiguiente, tanto la problemática de nuestra población como su envejecimiento, inciden en la viabilidad de las pensiones. José A. Herce, en el número 103 de MA, recuerda que la esperanza de vida al nacer, en 1900, era, en la estimación más positiva, de unos 37 años. Pues bien, según el último dato parece que la esperanza de vida de la mujer es de 88 años, es decir, 51 años más que la media de 1900. No obstante, la edad de jubilación en 1900 era de 65 años igual que ahora en 2019 (la edad real, efectiva, de jubilación en la actualidad no alcanza siquiera los 65 años sino que es de 63años).

Resulta clara la necesidad de buscar una solución a este problema que se presenta, casi insoluble, en nuestra situación. Ha sido una lástima que, después de tres años de negociaciones haya fracasado la Comisión Pacto de Toledo, “por la cortedad de miras de quienes no renuncian a vincular el problema de las pensiones con la rentabilidad electoral” (Enrique Sanz Fernández-Lomana, Presidente de la Mutualidad de la Abogacía, MA, nº 103, Marzo 2019).

Francisco Ansón