Pilar Riestra Mediavilla

San Telmo de Palencia y el fuego

Estatua de San Telmo en Frómista.

LA CRÍTICA, 2 ABRIL 2019

Pilar Riestra | Martes 02 de abril de 2019
Aquel canónigo, vestido y con porte de elegante caballero, montado en un brioso corcel, al frente de una cabalgata como no habían visto nunca los palentinos, ...

... iba a tomar posesión de su cargo de Deán, al que le ha nombrado su tío, el Obispo, y que estaba dotado con un espléndido estipendio, amén de otros beneficios. Tales eran los aplausos y vítores de la multitud que le acompañaba, que el futuro Deán, no pudo, por menos, que demostrar su maestría como jinete y obligó a su magnífico caballo a realizar unas llamativas cabriolas. Pero el animal hizo un extraño y nuestro canónigo rodó por el suelo, que era un verdadero lodazal, por lo que el apuesto jinete se levantó, irreconocible debajo del barro y la suciedad que le cubrían por completo, entre la rechifla y burlas de los que unos segundos antes le aplaudían y vitoreaban. Volvió a pie a su casa y allí, en su habitación, no supo el porqué, cayó de rodillas y vio con tal claridad lo insustancial y cambiante de las glorias de este mundo, que decidió ingresar en un convento. Se acababa de producir la conversión del futuro san Telmo.

En efecto, Pedro González Telmo -nacido en la década de 1180 y bautizado en San Martín de Frómista, en Palencia-, renunció a su deanato y a sus pingües beneficios, lo que en él tenía un mérito especial, por cuanto Telmo era el cabecilla de todas las juergas y además tenía éxito con las mujeres.

Telmo había estudiado en los Estudios Generales, fundados por Alfonso Vlll, anteriores, incluso, a la institución salmantina y antecedente de lo que hoy se conoce como Universidad (cuyo origen radica en las Escuelas episcopales). De hecho, fue Alfonso lX (hijo y sucesor de Fernando ll, bajo cuyo reinado debió nacer Telmo, ya que el rey leonés falleció en 1188), quien en 2018 fundó la Universidad de Salamanca, la más antigua de España y reconocida, pocos años después, por el papa Alejandro lV, entre las mejores del mundo junto a las de París, Bolonia y Oxford.

Telmo pidió entrar en el convento de la Orden de los Predicadores, que hacía poco había fundado en Palencia Santo Domingo de Guzmán (nacido en 1170 en Caleruega, diócesis de Osma, en Castilla la Vieja) y allí se dedicó, sin desfallecer, a una oración y estudio continuos, la obediencia y el incondicional servicio a los demás. Visita a los pobres y enfermos sorprende por sus dotes de predicador a las que atribuyen varias conversiones y se inicia su fama de santidad.

Es destinado a lo que hoy llamaríamos capellán castrense del ejército de Fernando lll el Santo (nuestro único rey santo), donde la soldadesca de una de las mesnadas le tiende una trampa. Ya por la noche y ante uno de los fuegos del campamento, fingen un juego y vendan los ojos del futuro san Telmo al que le tapan los ojos con una tela y cuando éste se la quita se encuentra entre los brazos de una atractiva prostituta. Sin dudarlo, ante el espanto de la mujer y la incredulidad de los bromistas, se arroja a ese fuego, pero los soldados, aunque sobrecogidos y admirados por la reacción de Telmo, corren y sin temor a las llamas lo sacan del fuego.

Telmo marcha a Galicia y sus sermones en Lugo tienen tal éxito que la gente no cabe en los templos. Aquí comienza una amistad entrañable con los marineros que durará toda su vida y permanecerá vigente hasta el día de hoy. Pero debe retornar al Sur. El rey Fernando ha conquistado Córdoba y Telmo vuelve a predicar a los soldados y también a los caballeros, sobre todo, la práctica de rezar el Rosario todos los días. Su éxito es enorme y el propio Fernando lll le nombra su confesor y consejero, de cuyo hecho queda testimonio en la tabla que existe en la catedral de Tuy en la que se ve al rey arrodillado, recibiendo el consejo y la absolución de Telmo. Sin embargo, terminada su misión allí, vuelve a su querida Galicia y se dedica a la predicación, a la atención de los pobres y sobre todo a la enseñanza de a los marineros.

“Dicen que le vieron hacer milagros, mandar a las nubes, aplacar tormentas, atravesar a pie el Miño, conseguir milagrosamente comida y predecir el día y hora de su muerte conocidos por aviso del Cielo. El obispo don Lucas -el autor del Chronicon Mundi- presidió sus funerales, mandó fabricar su mausoleo, conservar religiosamente sus reliquias y recoger información para abrir su proceso. Tantos portentos ha habido que los marinos y pescadores aprenden a leer en el fenómeno eléctrico la presencia de San Telmo, y aún hoy no dejan de invocarle sin descanso cuando llega la tormenta y retumba el trueno.” (Francisco Pérez González, Dos Mil Años de Santos, Ediciones PALABRA, 2001, p. 443).

He encontrado en la voz “Fuego de san Telmo” de Wikipedia, esta cita, referida a ese extraño fenómeno: “Cristóbal Colón se topó con el fuego de San Telmo el 26 de octubre de 1493, en el contexto del segundo viaje a América, y este hecho fue redactado por su hijo:

‘El mismo sábado noche se vio el fuego de San Telmo, con siete velas encendidas, encima de la gavia. Con mucha lluvia y espantosos truenos. Quiero decir que se veían las luces que los marineros afirman ser el cuerpo de San Telmo, y le cantan muchas letanías y oraciones, teniendo por cierto que en las tormentas donde se aparezca nada puede peligrar.”

A Telmo, que es uno de los santos españoles más populares de la Baja Edad Media, se le honra como patrono de los marineros, si bien no está todavía canonizado, y también es patrono de la ciudad de Tuy, de la diócesis de Tuy-Vigo y de Frómista. Su fiesta se celebra el próximo día 15 de Abril.

Pilar Riestra