BRIGADA 2035

Resumen sobre la Brigada 2035

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BRIGADA 2035 (16)

LA CRÍTICA, 22 DICIEMBRE 2018

Enrique D. Martínez Campos | Sábado 22 de diciembre de 2018
Durante varias semanas hemos ido analizando las necesidades básicas de la Gran Unidad elemental en el Ejército de Tierra: la Brigada que se requiere para el año 2035, ...

... núcleo fundamental de la Fuerza de nuestro Ejército para desempeñar todas las misiones que pudieran serle encomendadas como un auténtico Sistema de Combate Integral.

¿Qué es eso de Sistema de Combate Integral? En la Armada, por ejemplo, una fragata de la serie F-110 es un Sistema de Combate Integral. O en el Ejército del Aire, un cazabombardero de última generación es un Sistema de Combate Integral. Son elementos de combate con características y medios que les permiten realizar misiones específicas, pero dotados de todos los elementos necesarios para poderlas llevar a cabo (radar, telecomunicaciones, misiles, visión nocturna…).

Pues bien, para que la Brigada 2035 sea de verdad un Sistema de Combate Integral debe dotársela de los medios necesarios para que constituya una “plataforma de combate” que cuente con el personal y material que se requieran para cumplir las cada vez más sofisticadas misiones que se prevén en el futuro próximo.

Por tanto, ¿qué es lo que necesitaría esa Brigada? Al estar constituida por elementos de Infantería, Caballería, Artillería, Ingenieros, Transmisiones, Logística y otros menores integrados en su Estado Mayor, tiene necesidades de materiales diferentes para cubrir las funciones de sus Armas y Servicios. Es, por tanto, un Sistema Integral complejo. Así, si se le dota de una excelente Artillería pero adolece del material más idóneo para su Caballería, el Sistema “cojea”, no es tal Sistema sino una caricatura del mismo.

Y si como se prevé, para el año 2035 el desierto demográfico en España habrá aumentado en virtud de factores por todos conocidos, será imprescindible suplir la falta de personal que nutra a las Brigadas del Ejército por materiales modernos, potentes y sofisticados para tratar de compensar esa disminución de personal. Será la única manera de poner “botas sobre el terreno” con la garantía de que puedan ser superadas con éxito las misiones que le sean asignadas al Ejército.

En los artículos publicados en las últimas semanas (desde el mes de septiembre) se ha estudiado el factor humano, el del material, el del sostenimiento, la tecnología necesaria, el mantenimiento de infraestructuras, la enseñanza de formación, la imprescindible necesidad de las reservas, la deuda que afecta al ET, el famoso “compromiso de Cardiff”, el entorno operativo del ET en el futuro e, incluso, la remuneración de los militares. Todo ello con vistas a la consecución de la ideal Brigada 2035.

En un artículo que publiqué en un periódico de tirada nacional ya indiqué que en las Fuerzas Armadas españolas no se habían producido recortes, como los que con tanto ardor y énfasis se reclaman en Sanidad, Educación, etc. No. En las Fuerzas Armadas han sido verdaderos tajos los que se han padecido y se padecen en virtud de lo asignado a ellas en el Presupuesto nacional.

Desde el año 1986 hasta el presente, de forma continua y sistemática, el presupuesto de Defensa fue disminuyendo año tras año hasta ocupar hoy España el tercer lugar por la cola de entre los 28 países que pertenecen a la OTAN en cuanto a presupuesto dedicado a la Defensa. ¿Cómo es posible que estando nuestro país entre los catorce primeros del mundo en cuanto a volumen del PIB, seamos de los que menos invierten en Defensa?

Hubo años en los que fue aprobada una Ley de Dotaciones para Defensa durante los cuales se invirtió en la misma más del 2% del PIB. Fue durante los primeros años ochenta del siglo pasado. Y en aquella década, cuando asistía en Bruselas a las reuniones de algunos Comités de la OTAN, ya se nos reclamaba a todos los países que invirtiéramos ese famoso 2% del PIB nacional en Defensa. Es decir, muchos años antes de que en 2014, en su reunión de Cardiff, los países de la OTAN se comprometieran a que en el año 2025 el gasto en Defensa de todos ellos llegara a ese reiterado 2%. Pero cuando a mediados de los ochenta y tras un famoso referéndum España permaneció en la OTAN, la Ley de Dotaciones desapareció y comenzó la sistemática disminución del presupuesto de Defensa. ¿Acaso pensaron algunos que serían “otros” los que ya podían ocuparse de defender nuestros intereses nacionales?

La Institución militar, esto es, las Fuerzas Armadas, no son propiedad de ningún partido político y tienen que permanecer fuera de todo enfrentamiento partidista. Es una Institución al servicio de todos los españoles. Son una cuestión de Estado y, como tal, son los gobiernos de la nación los que deben mantener una continuidad permanente en su potenciación y mejora de sus disponibilidades operativas. Esta idea básica, fundamental, debe primar sobre cualquier otra consideración.

En consecuencia con ella, el gobierno de España, sea cual sea su color político, tiene la misma responsabilidad de dotar a sus Fuerzas Armadas del personal, materiales y medios necesarios para que aquellas cumplan con eficacia y a plena satisfacción con la misión constitucional que ese mismo gobierno les encomiende. A estas alturas, nadie podrá negar que el Ejército de Tierra, ese que pone “botas sobre el terreno”, ha cumplido con su deber en todas y cada una de las 67 misiones en el exterior, como protagonista de las mismas, de un total de 86 operaciones fuera de nuestras fronteras. Por eso, no por casualidad, ha sufrido el 75% de las muertes que han provocado esas 86 operaciones.

Pero, ¿saben cómo lo ha logrado? A base de abnegación, sufrimiento y sacrificios. Porque en el año 2016 su presupuesto quedó reducido a la mitad del que disponía en el año 2008. ¡A la mitad! Hoy es, sin duda, la “cenicienta” de los tres Ejércitos. Su raquítico presupuesto le permite mantener pequeñas Unidades que cumplen misiones en el exterior. Pero, ¿qué ocurre con el sostenimiento de las Unidades que permanecen en nuestro país? Que sólo disponen del 50% de las necesidades imprescindibles para mantener operativo al Ejército de Tierra. Su situación en este aspecto es límite.

Esta brutal merma de las posibilidades operativas en el ET se debe a que en la actualidad el presupuesto de las FFAA es de poco más de nuev mil millones de euros (0,92% del PIB), algo más de la tercera parte de lo que nuestros aliados en la OTAN nos demandan: unos 23.000 millones (2%).

Desde el año 1999 se viene hablando en el seno de los países aliados de la creación de un Ejército europeo independiente del apoyo de los EEUU. El núcleo de esa Fuerza serían los Ejércitos de Tierra de los países europeos. Es una opción interesante e importante para que la Unión Europea contara con una Defensa propia y común, un instrumento sólido de cohesión y compromiso del mantenimiento de esa Unión. ¿Con el presupuesto actual del ET español podría participar nuestro país en esa Defensa común, en la creación de ese Ejército europeo?

La contestación es muy sencilla. Si el gobierno español, cualquier gobierno, cumple el compromiso de Cardiff y se logran los objetivos que el ET pretende en la orgánica y máxima operatividad de la Brigada 2035, nuestro país podría incorporar una parte de su Fuerza militar a ese Ejército europeo. En caso contrario es prácticamente imposible.

En definitiva, todo depende de la voluntad política de quienes gobiernen en España. De ellos, no de los militares que han demostrado con creces su entrega, su responsabilidad y su sentido del deber, a pesar de las enormes dificultades con las que tienen que enfrentarse día tras días para cumplir con su misión.

Enrique DOMÍNGUEZ MARTÍNEZ CAMPOS

Coronel de Infantería DEM (R)