Manuel Pastor Martínez

Izquierda siniestra, Derecha no diestra

Ilustración: www.daimonage.com

22 JULIO 2018

Manuel Pastor Martínez | Sábado 21 de julio de 2018
(...) En medio de la profunda crisis española que padecemos, y reclamando de nuevo la consolidación pendiente de nuestra democracia, políticamente manca, la laxitud del estío me fuerza a seguir soñando en el wishful-thinking que expresé...

La lengua italiana es la más expresiva respecto a la presunta intencionalidad política: “sinistra” por izquierda y “destra” por derecha.

Pese a las objeciones tecnocráticas que subyacen a la tesis del “fin de las ideologías” (Burnham, Aron, Bell, Kristol, etc.) y su nueva versión como “fin de la historia” (Fukuyama), pienso que los términos “derecha” e “izquierda” siguen teniendo vigencia explicativa y orientadora para la opinión pública. Además personalmente creo que en el proceso histórico contemporáneo, especialmente desde la posguerra de la Segunda Guerra Mundial (subrayo: no ha habido que esperar a la posguerra de la Tercera Guerra Mundial, la Guerra Fría, con la caída del Muro de Berlín y el colapso de la Unión Soviética), desde una perspectiva histórica general en nuestra civilización occidental la Derecha ha sido mayormente “diestra” y estabilizadora en la política y la economía, mientras la Izquierda ha continuado en su tradicional senda “siniestra” y catastrófica.

La batalla final de gigantes en Occidente, en términos de filosofía social y teoría económica, entre el liberal-conservador F. A. Hayek y el moderado y más presentable progresista/izquierdista J. M. Keynes, hoy nadie con conocimiento seriamente duda que fue ganada por el primero.

Es sabido que tras la trágica Guerra Civil en España sufrimos una grave carencia -salvo Ortega, Marañón, Marías y una reducidísima minoría, más intelectual que política- de pensadores y pensamiento político liberal-conservadores. El estatismo y el progresismo impregnaban casi todos los intentos.

La Derecha en España, particularmente durante nuestra reciente democracia, a mi juicio todavía no consolidada, ha padecido falsos modelos liberales, Fake liberales españoles tipo “el empresario” como Segurado o tipo “el abogado” como los hermanos Garrigues Walker, derretidos babeando ante los poco ejemplares demócratas liberal-progresistas norteamericanos (los Kennedys, los Clintons u Obama), y entre los modelos más recientes, tipo “el experto sociólogo” Iván Redondo, derritiéndose ante… ¡Pedro Sánchez! Aparentemente al socialismo “científico” le ha sucedido la sociología “científica” como inspiración e instrumento intelectual de la Izquierda (véanse como ejemplos la importancia que sin duda han tenido en el PSOE, entre otros y en diferentes momentos, los profesores y “expertos” en sociología J. M. Maravall, L. Paramio, J. Arango, E. Lamo de Espinosa, J. Santamaría, Rosa Conde, Belén Barreiro, J. F. Tezanos, etc.). Aunque creo que, paradójica y sorprendentemente, los sociólogos españoles de mayor prestigio internacional (J. J. Linz y Amando de Miguel) pese a sus ideas liberal-conservadoras no han tenido un papel políticamente significativo en la Derecha.

La buena noticia sobre el reciente congreso del PP es la elección como presidente de un político joven con un perfil genuinamente liberal (o liberal-conservador, no liberal-progresista como la mayoría de los que se proclaman liberales), que pertenece a una generación posterior a la de la Transición, y por tanto libre de los lastres históricos, complejos o tics que han arrastrado otros líderes del Centro-Derecha españoles (Suárez, Fraga, Aznar y Rajoy).

Durante su campaña para alcanzar el liderazgo del PP Pablo Casado ha remarcado que se siente orgulloso de ser liberal-conservador y representar al Centro-Derecha. Asimismo, al proponer un “Contrato con España” ha hecho un guiño al programa en los años 1990s del político liberal-conservador estadounidense Newt Gingrich, ex Speaker del Congreso, candidato presidencial Republicano en las primarias de 2012, y un importante defensor del Tea Party y del Trumpismo contra la “partitocracia” y corrupción del Establishment GOP en los EEUU. Actualmente, como consorte de la embajadora en el Vaticano, es un factor discreto pero importante de la diplomacia pública de los Estados Unidos en el escenario europeo (hace una década, mi amigo Alberto Acereda y yo colaboramos en una iniciativa de Gingrich, el periódico digital orientado a los hispanos en los EEUU, The Americano).

La de Pablo Casado (y Andrea Levy, etc.) es la misma generación de Albert Rivera e Inés Arrimadas (Ciudadanos) y de Santiago Abascal y Rocío Monasterio (Vox). Y, partidos políticos aparte, la misma generación de dirigentes/portavoces de redes/clubes y plataformas en la sociedad civil como Isabel Benjumea y Jorge Martín Frías (Floridablanca) o Cayetana Álvarez de Toledo (Libres e Iguales).

Hay que estar ciego para no ver que ellos representan la modernidad cultural y el futuro de las democracias liberales y constitucionales de Occidente, la Derecha (o, si se quiere, el Centro-Derecha) frente a la Izquierda siniestra y anacrónica condenada a la marginación progresiva y al basurero de la historia (Izquierda anti-sistema y ácrata de los socialismos radicales, los nacionalismos étnicos, los viejos y nuevos populismos y comunismos).

En medio de la profunda crisis española que padecemos, y reclamando de nuevo la consolidación pendiente de nuestra democracia, políticamente manca, la laxitud del estío me fuerza a seguir soñando en el wishful-thinking que expresé en La Crítica para el Nuevo Año 2018: CD-CD, esto es, una Convención Democrática del Centro-Derecha, del PP, Ciudadanos, Vox, y otros grupos políticos menores, regionales o locales, incluyendo también los diversos clubes y plataformas de la sociedad civil. El común denominador de la, por ahora, utópica CD-CD (pero una utopía plausible y posible), debe ser la regeneración política en España contra la nueva oligarquía y el nuevo caciquismo, contra la partitocracia y la corrupción. La CD-CD puede ser el instrumento y vía hacia una mayoría concurrente y absoluta en la política española, y asimismo expresión de una victoria de la Derecha, finalmente diestra, en la batalla de las ideas (acerca de esto, véase el artículo hoy mismo de Pedro Fernández Barbadillo, “La victoria de Casado y la debilidad de la prensa”, Libertad Digital, 21 de Julio, 2018).

Como apostilló un famoso intelectual revolucionario alemán del siglo XIX ante una convención o congreso de unificación de la Izquierda en Gotha:

“Dixi et salvavi animan meam”.