Somalia ha vivido desde 1991 un estado ininterrumpido de desorden, violencia y fragmentación. Harakat al Shabaab al Mujahideen -al Shabaab- nace en Somalia a mediados de los años 2000, en medio de un enfrentamiento entre y clanes señores de la guerra, tras la deposición del dictador Siad Barre, y en un marco de fragilidad estatal y pobreza endémica, agravados por sucesivas hambrunas.
El grupo nace en el «garaje Nasruddin», bajo la protección del tribunal Ifka Halane Sharia dirigido Hassan Dahir Aweys, un antiguo líder de la AIAI. En 2004, dirigido por Abdullahi Maalim Mukhtar, se expande y pasa a denominar Al-Shabaab. La profanación de un cementerio colonial italiano en Mogadishu en 2005 dio notoriedad a Al-Shabaab.
El grupo se benefició del surgimiento de la Unión de Tribunales Islámicos (UIC). En 2006, el jeque Mukhtar Abu Zubeyr (Godane) sería nombrado secretario general del consejo ejecutivo Shura de UIC. El movimiento más audaz de Godane fue el anuncio de que Al-Shabaab se había unido a al-Qaeda en febrero de 2012, aunque era una respuesta táctica a un año de derrotas, abriría una brecha entre Godane y algunos miembros mayoresbers
Al Shabaab, tiene ciertas características clave que le diferencia de otros grupos somalíes:
Tras la intervención etíope de 2006, la propaganda de al Shabaab tenía como máxima prioridad la expulsión de todo invasor extranjero y la vertebración de Somalia como Estado unificado, reclamos sumamente eficaces para engrosar su militancia y ganar apoyos locales. Las primeras alusiones directas de apoyo a al Qaida comenzaron a producirse en 2007. En noviembre de 2008, el líder de al Qaeda, al Zawahiri, se refería a los militantes de al Shabaab como los «leones del Islam en Somalia» y les instaba a implantar el salafismo en su país.
La dirección del grupo había decidido que el estancamiento prolongado ya no favorecía sus intereses, y trata de expulsar a AMISOM y al GFT de la capital. Al Shabaab ha tenido cierto éxito al presentar sus actividades como una especie de movimiento nacional de resistencia contra lo que ve como un gobierno ilegítimo en Mogadishu apuntalado por los intereses occidentales.
La cifra de 3.000 combatientes, aparecida en medios de comunicación como The New York Times en 2015, es una sobreestimación. Fuentes de IHS Jane calculan la fuerza de combate de Al-Shabaab en 1.500 militantes principales, repartidos entre el mando militar, Jaish al-Usra, y la policía secreta, Amniyat, con otros 100 combatientes en Jaish Ayman, el grupo responsable para ataques en Kenia.
Los ataques suicidas de Shabaab en Kampala, en julio de 2010, fue el primer paso en la exportación del conflicto. Pero el ataque de Westgate, marca un cambio en Al Shabaab: el ataque de Nairobi confirma la ascendencia dentro de Al Shabaab del ala internacionalista alineada con Al Qaeda, con ataques contra objetivos occidentales.
El asalto de al-Shabaab en el centro comercial Westgate en Nairobi, se realizó entre el 21 y el 24 de septiembre, siendo el peor atentado desde el de al Qaeda contra la Embajada de Estados Unidos en 1998. El ataque fue significativo por su escala, y por la combinación de tácticas de asalto y asedio que se emplearon. Estas tácticas híbridas ya se habían empleado en 2008, en el atentado de Lashkar-e-Tayyiba en Mumbai, pero suponen un nuevo método para Al-Shabaab y el África oriental.
Si la operación de Kampala fue esencialmente una extensión de su propia campaña nacional, y estaba destinada a castigar a Uganda por su papel en la Misión de la Unión Africana en Somalia (AMISOM). La de Nairobi parece ser una acción de al Amniyat, el servicio de seguridad de Al-Shabaab, que opera independientemente de las fuerzas regulares del grupo, y dependía directamente a su emir, Sheikh Mukhtar Abu Zubayr (Ahmed Godane).
Los islamistas desarrollaron una sofisticada estrategia «en línea», materializada en la agencia de noticias Hashtag Shabaab. Al-Shabaab:
Sin embargo, Al-Shabaab se enfrenta a desafíos significativos al usar las redes sociales para influenciar directamente a las personas para que apoyen su agenda o atraer nuevos reclutas.
Los fondos con las que la milicia somalí ha sufragado su actividad incluyen donaciones, apoyos de otras organizaciones terroristas e insurgentes, recursos detraídos de las áreas y poblaciones sometidas, otras actividades ilícitas, y negocios legales. Posiblemente a esas fuentes de ingreso habría que sumar cierto patrocinio estatal y algún dinero extraído a piratas somalíes, aunque estos dos últimos aspectos son mucho más difíciles de confirmar.
De manera general, al-Shabaab dirige los atentados suicidas contra individuos e instituciones que considera antagónicos. Los ataques suicidas de al-Shabaab se han producido a un ritmo bastante constante desde su primer atentado suicida en septiembre de 2006. Al-Shabaab es más eficaz, y tiende a producir más víctimas por operación que otros grupos terroristas globales, produciendo más del doble de victimas por atacante que Boko Haram. Los terroristas suicidas de al-Shabaab usan con frecuencia artefactos explosivos improvisados transportados por vehículos, y chalecos o cinturones explosivos.