EDITORIALES

Fanfarria etarra

LA CRÍTICA, 5 MAYO 2018

Sábado 05 de mayo de 2018
A los españoles nos toca vivir estos días una nueva baladronada de esa minúscula porción de indeseables que, con el apoyo explícito de una parte importante de la sociedad e instituciones vascas...

A los españoles nos toca vivir estos días una nueva baladronada de esa minúscula porción de indeseables que, con el apoyo explícito de una parte importante de la sociedad e instituciones vascas -incluida la Iglesia- así como de países "amigos" tales que Francia y otros, ha tenido durante décadas a España en vilo y ha enviado a la tumba vilmente asesinados a un buen puñado -rozan los mil- de conciudadanos.

La vergonzosa presencia y participación en esta baladronada, en esta tenebrosa fanfarria etarra, de políticos e instituciones nacionales e internacionales, es una muestra más del desajuste social, moral y político que parasita nuestras modernas democracias, más o menos jóvenes, que la edad en este caso no parece garantizar la madurez y sentido común que cabría esperar.

Esta fanfarria etarra no tendría más importancia -no pasaría de ser un oneroso tributo más a pagar por eso de la libertad de expresión en una sociedad casi virtual- si no fuera por las más que sospechas de que en todo este teatrillo tienen, como han tenido en el pasado, arte y parte personas e instituciones del Estado español. Airear ahora las evidencias que así lo demuestran no aportaría sino más vergüenza a la que viene acumulada de años. Ellos sabrán por qué lo han hecho y lo hacen. Desde luego, nosotros no.

Tiene el Estado español que reaccionar y los españoles exigir que reaccione, por una cuestión de supervivencia. Y ello porque no parece que haya correspondencia entre lo que una mayoría de españoles siente y desea y lo que los políticos trasladan a la realidad una vez debidamente filtrados por sus intereses partidistas los dichos sentimientos y deseos.

Permitida la toma del poder en las instituciones vascas por el independentismo y la crueldad etarra, sometiendo al mismo tiempo una y otra vez la política nacional española a aquellos que han dado y siguen dando cobertura a ese independentismo y crueldad etarra, no es precisamente lo que la mayoría de los españoles desea, por más que no tengan otra opción que votar de vez en cuando a los partidos "a la mano" que menos repulsión le produzcan.

¿Alguien será capaz de ponerle el cascabel al gato? Es un misterio. Por lo mismo, habrá que ir pensando en aceptar lo que para muchos es ya una realidad: el adiós a la España conocida que, paradójicamente, es la que la mayoría de los españoles quiere.