Manuel Pastor Martínez

Un gran hispanista (En defensa del profesor Payne)

El profesor Payne y el autor, Manuel Pastor

19 FEBRERO 2018

Manuel Pastor Martínez | Lunes 19 de febrero de 2018

(...) Como complemento a la publicación y homenaje astorganos, y en cierto modo como respuesta a una columna de Max Alonso (“Hispanistas”, Astorga Redacción, 8/2/2018), me permito terciar “en defensa” del profesor Payne, agradecido como muchos españoles por su libro En defensa de España y toda su obra anterior...



El último libro publicado del profesor Payne, un canto intelectual a España y al hispanismo, merecedor del Premio Espasa de Ensayo el pasado año, se titula En defensa de España: desmontando mitos y leyendas negras (Espasa, Madrid, 2017). El libro más reciente sobre el profesor Payne ha sido publicado en mi querida –Hometown– ciudad de Astorga: Stanley G. Payne. Perfiles de un hispanista (CSED, Astorga, 2018), coordinado por Luis Palacios Bañuelos, es obra de varios autores, entre los que me encuentro.

Como complemento a la publicación y homenaje astorganos, y en cierto modo como respuesta a una columna de Max Alonso (“Hispanistas”, Astorga Redacción, 8/2/2018), me permito terciar “en defensa” del profesor Payne, agradecido como muchos españoles por su libro En defensa de España y toda su obra anterior.

Dicha publicación y la del libro colectivo dieron pié y pretexto al homenaje en Astorga el pasado 3 de Febrero, con actos en el Ayuntamiento y en el Teatro Gullón, homenaje ideado y organizado por los directores de la editorial astorgana Akron-CSED, Catalina Seco Martínez y Juan Manuel Martínez Valdueza, con mi entusiasta participación. Asimismo, contamos con la colaboración del Alcalde de Astorga, Don Arsenio García Fuertes, la concejala de cultura, Doña María Emilia Villanueva, y otros miembros de la corporación municipal.

Entre las múltiples adhesiones quiero destacar las de Paloma de Casanova y Francisco López- Becerra, Marqueses de Astorga y Duques de Maqueda; Álvaro López-Becerra de Casanova y Ana Pancorbo, Condes de Cabra y Señores de la Torre de Turienzo; Isabel Benjumea, directora del club político y red Floridablanca; las redacciones de Libertad Digital, Kosmos-Polis, Floridablanca y La Crítica; Miguel Ángel Ruíz de Azúa, decano del Colegio de Licenciados y Doctores en Ciencias Políticas y Sociología; los historiadores Ricardo García Cárcel, Luis Palacios Bañuelos, Elvira Roca Barea, Alfonso Bullón de Mendoza, Pedro González Cuevas, Arnaud Imatz, Roberto Muñoz Bolaños, Enrique Martínez-Campos, Fernando del Rey, Jesús Palacios, Arsenio García Fuertes, Carlos Pulpillo Leiva, Luis Moa, Xavier Moreno Juliá, etc. ; los politólogos Raúl Morodo, Paul Gottfried, María Antonia Calvo, Yolanda Casado, Pedro Josa Ramos, Carlos Cañeque, Alesia Slizava, etc.; escritores varios como Francisco Ansón Oliart, Pilar Riestra, Jesús García Castrillo, Pedro José Villanueva, Fernando Álvarez Balbuena, Lenny Flames, o el propio editor, ensayista e historiador freelance Juan Manuel Martínez Valdueza, etc.

Personalmente certifico (por conversaciones con cada uno de ellos en las que me manifestaron su admiración por el profesor Payne) que tres grandes hispanistas ya desaparecidos se hubieran adherido también a este homenaje: Edward Malefakis (Columbia University, USA), Hugh Thomas (UK), y Juan J. Linz (Yale University, USA).

No soy historiador sino politólogo (licenciado, doctor y catedrático de Ciencia Política por la Universidad Complutense de Madrid), pero me considero discípulo del profesor Payne desde que, por sugerencia suya, estuve bajo su generosa tutela en la Universidad de Wisconsin en Madison (Wisconsin, USA) durante un año y medio, entre 1973-75, siguiendo cursos de posgrado y haciendo investigaciones para mi tesis doctoral sobre el proceso político del fascismo español comparado con los europeos.

Como politólogo, la tutoría y las obras del profesor Payne fueron un importante correctivo metodológico/historiológico a los excesos de marxismo o sociologismo que arrastraba desde la licenciatura. Y precisamente el enfoque comparativo es el que nos atrae y une estrecha e indispensablemente al trabajo de los historiadores. Payne ha destacado en este ámbito con tres obras suyas hoy consideradas clásicas: A History of Spain and Portugal (2 vols., University of Wisconsin Press, Madison, 1973), Historia del Fascismo, 1914-1945 (Planeta, Barcelona, 1995; versión en inglés por University of Wisconsin Press, Madison, 1996), y La Europa revolucionaria. Las guerras civiles que marcaron el siglo XX (Ed. Temas de Hoy, Madrid, 2011).

La primera sigue siendo una obra única, huérfana de historiadores o politólogos especialistas –salvo algunos ensayos- que hayan seguido la senda comparativa iniciada por Payne entre los dos países hermanos. La segunda obra, en palabras del analista político y “fascistólogo” Jonah Goldberg –ratificadas por Paul Gottfried- permiten considerar a Payne como el más importante especialista vivo en fascismo, Yo mismo, como profesor de la asignatura Ideologías Políticas en el último curso de la licenciatura en Ciencias Políticas durante más de tres décadas, señalé en mi programa como lectura fundamental, obligatoria, el librito suyo, anticipación de la enciclopédica Historia del Fascismo, titulado simplemente El Fascismo (Alianza Editorial, Madrid, 1980; el título de la versión en inglés es Fascism. Comparison and Definition).

La tercera de las obras es muy singular. Habría que remontarse a la Antigüedad clásica y a la obra del socrático Tucídides, Historia de la Guerra del Peloponeso, uno de los textos fundacionales de la Historia y de la Ciencia Política, para encontrar un precedente (con la excepción de otro más limitado en el espacio y el tiempo de Ernst Nolte) al libro del hispanista norteamericano. Tucídides historió y analizó las guerras civiles en la civilización helénica; el profesor Payne lo hace de las guerras civiles en la civilización europea del siglo XX.

En cada una de ellas, precisamente, las materias históricas “hispánicas” constituyen un referente esencial de las comparaciones, y personalmente me han ayudado en mis trabajos docentes y de investigación. Mi deuda intelectual con el profesor Payne es impagable, pero he intentado modestamente compensarla con invitaciones diversas a su persona para dar conferencias en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid y en los cursos de verano en la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo de Santander. Asimismo, aparte de los debidos reconocimientos a su tutoría en Madison al publicar mi primer librito, Los orígenes del fascismo en España (Tucar, Madrid, 1975), he dedicado a su nombre tres ensayos míos: “El fascismo progresista” (La Ilustración Liberal, Verano 2010), “Antifa” (La Crítica, Octubre 2017), y “Astúrica y los orígenes del Principado de Asturias” (La Crítica, Enero 2018).

Ignoro quién es el señor Max Alonso, pero de sus palabras infiero que no conoce bien el significado de hispanismo, y por tanto es incapaz de valorar a un hispanista de la talla del profesor Payne (¿Cuáles de sus investigaciones o publicaciones le resultan “escoradas”, “cuestionadas y no sin motivos”? ¿Y a qué “motivos” se refiere? ¿Cuáles son las “afirmaciones discutibles y dudosas”?). Debería ser más específico. Es una felonía intelectual tirar la piedra y esconder la mano. Intuyo por su tono que a este señor, más que la ciencia de la Historia, le interesa la ideología de la “Memoria Histórica”, ese oxímoron puesto de moda por las izquierdas radicales, obsesionadas con la Guerra Civil.

El profesor Payne ha abordado este problema en diversas ocasiones, pero le recomiendo al señor Alonso que consulte (siempre es bueno leer para superar los prejuicios) la obra del gran historiador e hispanista estadounidense España. Una historia única (Ed. Temas de Hoy, Madrid, 2008; específicamente la primera parte, “La formación de un hispanista”, y el último capítulo, “Controversias sobre Historia en la España Contemporánea”), y podrá comprender mejor lo que es un hispanista y las diferencias entre Historia y Memoria Histórica.

A mi juicio ésta última forma parte de la nueva Leyenda Negra, internalizada o interiorizada por los propios españoles, y los hispanistas extranjeros, que mayoritariamente ya no creen en ella, son los que pueden ayudarnos a superarla (Véanse a propósito de esto mis ensayos recientes “Leyenda Negra y golpismo catalán internalizados”, La Crítica, Febrero de 2018, y “Leyenda Negra y tontos legendarios”, La Crítica, Noviembre de 2017; y, por supuesto, mi aportación al libro-homenaje: “Stanley G. Payne, un historiador único…”, en Stanley G. Payne. Perfiles de un hispanista, CSED, Astorga, 2018).

En sus inicios como hispanista hace sesenta años el profesor Payne fue eventualmente censurado por el franquismo. Irónicamente, su pena o preocupación hoy es que sea censurado también por las izquierdas.