Lenny Flames

JUSAPOL: el azul con el verde no se muerde

Agentes de la Guardia Civil y de la Policía Nacional

14 FEBRERO 2018

Lenny Flames | Miércoles 14 de febrero de 2018
(...) Fuera por esta reivindicación o por el propio devenir de la historia, el hecho cierto es que poco tiempo después el Ministro Rodolfo Martín Villa sorprendió a las entonces Fuerzas del Orden con una subida de sueldo histórica que representó, de manera gradual, triplicar la nómina en muy poco espacio de tiempo...

Hace ya muchos años –allá por los noventa– que los modistos y diseñadoras de entonces innovaron y se encargaron de tirar por tierra aquella antigua rima sobre la combinación de estos colores lanzando diseños atrevidos que siguen estando de plena actualidad.

La cuestión es clara: el verde combina con todo. Aunque algunos se empeñen en lo contrario le ha ido bien el gris, el marrón y también el azul actual.

Por si les quedaba alguna duda esto va sobre las relaciones de la Guardia Civil y la Policía Nacional, hoy de la mano, en unas reivindicaciones, no solo justas sino obligadas, impulsadas por JUSAPOL y secundadas tímidamente por algunos sindicatos policiales.

¿Qué es JUSAPOL? El acrónimo lo deja claro: Justicia Salarial Policial. Es esencialmente un movimiento espontáneo de las bases y suboficiales de la Guardia Civil (canalizado a través de sus asociaciones) y sus equivalentes en Policía Nacional (especialmente por los descontentos con la pasividad sindical) para exigir un salario justo, equiparable al de las Policías Autonómicas cuyo sueldo, en algunos casos, supera en un 50% al importe del de aquellos.

La iniciativa nacida en Palencia se extendió como la pólvora por toda España a través del boca a boca y de las redes sociales. El escaso apoyo inicial de los sindicatos policiales a esta reivindicación –recordemos que la Guardia Civil por su carácter militar no tiene aún reconocido el derecho de sindicación y solo les está permitido asociarse para asuntos profesionales– tuvo como consecuencia un descenso considerable en el número de afiliados en varios sindicatos de policía.

Tantas bajas obligaron a regañadientes a los sindicatos a tomar como propias las reivindicaciones de JUSAPOL llevándolas a los consejos y mesas de negociación, llegando a emprender puntualmente acciones conjuntas y consiguiendo promesas difusas para dentro de tres años.

Pero la línea de acción, aunque coincidente en los objetivos, es muy distinta. JUSAPOL –al contrario que los sindicatos– no depende de las subvenciones del Estado y por tanto las movilizaciones y reivindicaciones se nutren solo de la dedicación, aportaciones y trabajo de sus integrantes y del esfuerzo de los voluntarios.

Por el contrario la sospecha de que los sindicatos son dóciles a las instrucciones del Gobierno y que en cierto modo están controlados, tal como parece dan a entender las declaraciones del exDAO Eugenio Pino ante la Comisión Parlamentaria (ver diario de sesiones del Congreso de los Diputados (comisiones) del 5-jul-2017 pag. 72) cuando dice: “…El gran problema de la policía y de las personas de estas unidades son —usted lo sabrá por la Ertzaintza— los sindicatos. El control de los sindicatos es fundamental, el señor Gago tenía esa función… Gago era el hombre que en un momento determinado habla con tal sindicato, dile que no vayan por allí o no vayan por allá. La función de Gago fue esa…” impide que haya un mejor entendimiento.

La falta de entendimiento sin embargo no ha sido obstáculo para que JUSAPOL continúe por libre en su campaña de sensibilización social promoviendo movilizaciones a las que se han unido otras organizaciones y partidos –Ciudadanos en primera línea– y que no pueden por menos que catalogarse de rotundo éxito. Tal es el caso de la manifestación del pasado 20 de diciembre en Barcelona en la que, sin el mínimo incidente, alrededor de 100.000 personas fueron portada de todos los informativos.

Pero volvamos a la conjuntación de colores. Que el azul con el verde no se muerde está claro. Durante años han tenido mucho tiempo para afianzar lazos ante un enemigo común, daltónico a la hora de asesinar que no distinguía entre el caqui, gris, verde o azul. Hablo principalmente de ETA Y GRAPO que durante mucho tiempo se despacharon con atentado diario y en ocasiones sincronizándolos para causar hasta tres en el mismo día.

Tiempos terribles en los que en una misma familia sus miembros fueron asesinados, unos vestidos de verde y otros de gris. Eran tiempos en los que las incipientes asociaciones sindicales policiales clamaron a la sociedad –la reivindicación del asesinato en Mondragón de un Cabo Primero de la Guardia Civil el día antes fue la gota que colmó el vaso– al igual que ahora “estamos dolorosamente hartos” aunque aquella dramática nota de prensa –que ustedes pueden ver en la hemerotecas y que a alguno le costó la cabeza– no era por motivos salariales.

Por eso no les extrañe que Guardias Civiles y Policías hoy vayan de la mano en sus reivindicaciones. Mal que les pese a los que no quieren meter todos los huevos en la misma cesta –tal vez teman esta unión más que la reivindicación en sí misma– son dos cuerpos que sirven a la sociedad de manera muy parecida, cada uno en sus ámbitos competenciales tanto por el territorio como por el tipo de misiones. Por encima de celos profesionales, patentes solo en las Escalas de Mando de ambos cuerpos, hay total sintonía en las bases y cada vez son más frecuentes las operaciones conjuntas con notable éxito.

Valga que la Guardia Civil tenga un carácter militar –también lo tuvo la Policía Armada hasta hace bien poco– pero ello no es obstáculo para que a sus asociaciones no les sea reconocido su carácter sindical y puedan plantear sus reivindicaciones como civiles que también son. Si el Gobierno fuera un poco inteligente lo tendría claro sobre todo a la vista de las declaraciones antes referidas de Eugenio Pino. Claro que ello representaría el final de los no apesebrados de JUSAPOL.

Para los que les sorprenda esta unión de guardias y policías, celosos siempre entre sí y compitiendo por quién hace los servicios más punteros, sepan que tiene unos antecedentes claros y no tan lejanos. Aquella primera acción seria que incluyó concentraciones y manifestaciones –por supuesto ilegales y fraguadas en la clandestinidad– fue llevada a cabo en Madrid el 17 diciembre de 1976 por casi un millar de la entonces militarizada Policía Armada, junto con casi un ciento de Guardias Civiles para reclamar algo tan simple como Seguridad Social, sueldo digno y el cobro del 100% del sueldo por muerte en acto de servicio.

Había sido diseñada días antes por integrantes de ambos cuerpos en reuniones secretas en la Casa de Campo. A falta de redes sociales las radios de los coches patrulla sirvieron de enlace y consiguieron llevar la manifestación hasta el Ministerio del Interior. Las órdenes de cargar contra los manifestantes no fueron cumplidas ni por las Compañías de Reserva (antecesores de las UIPs) ni por los integrantes de Caballería, así como tampoco por la Guardia Civil.

Con la entrega de un escrito al Ministro y sin otro incidente que el propio General de la Policía Armada rodando por los suelos al pretender él solo a punta de pistola disolver a los manifestantes, acabó todo pacíficamente a eso de las tres de la tarde.

El acto tuvo consecuencias terribles con prisión en cárceles militares, despidos y expedientes para alguno de los organizadores. No fue por las fotos de prensa que –previo acuerdo– no dieron primeros planos, tampoco por las fotos del Gabinete del Cuerpo General de Policía (“La Secreta”) que sorprendentemente salieron todas desenfocadas. Fue por las fotos de la 2ª Sec. de la propia Policía Armada por las que algunos fueron condenados.

Fuera por esta reivindicación o por el propio devenir de la historia, el hecho cierto es que poco tiempo después el Ministro Rodolfo Martín Villa sorprendió a las entonces Fuerzas del Orden con una subida de sueldo histórica que representó, de manera gradual, triplicar la nómina en muy poco espacio de tiempo.

Lenny Flames