El camino que va de Stalin al separatismo catalán lo ilustran muy bien los diputados-bocazas Joan Tardà y Gabriel Rufián: el primero, antiguo militante comunista del PSUC (Partido Socialista Unificado de Cataluña), hoy dirigente separatista de ERC (Esquerra Republicana de Cataluña); el segundo, antiguo miembro del “soviet” ANC (Asamblea Nacional de Cataluña), hoy dirigente separatista puro de ERC.
Tardà conoció bien el estalinismo por su vieja militancia. Rufián, más joven, probablemente ignora que su independentismo procede también de Stalin, y por tanto es algo parecido al “tonto útil”.
Recientemente Tardà calificó de “traidor” al separatismo a su antiguo camarada en el PSUC, posteriormente en IU e ICV, Joan Coscubiela. Éste le replicó suavemente, insinuando que Tardà era un “traidor” al comunismo. Pero el denominador común de ambos sigue siendo la doctrina estalinista del “derecho a decidir” o de autodeterminación de las nacionalidades.
Efectivamente, en Enero de 1913 Stalin había escrito y publicado en un artículo: “Cada nacionalidad decide su destino… El Partido apoya la libertad de conciencia, el derecho del pueblo…” (“Sobre la vía al Nacionalismo”, en Sotsial-Demokrat, Viena, 30 de Enero de 1913). La tesis la repite, más elaborada y ampliamente, en el panfleto que titulará El Marxismo y la Cuestión Nacional (Viena, 1913) (J. Stalin, Works, vol. 2: 1907-1913, Foreign Languages Publishing House, Moscow, 1953, pp. 295-381).
En dicho ensayo afirmaba Stalin que los marxistas asocian la “libertad de las nacionalidades” con el cambio radical, revolucionario, y por tanto, “la cuestión nacional” estaba subordinada a la estrategia de la solidaridad internacional de los trabajadores (Ob. cit., pp. 328, 330, 381).
El biógrafo-historiador Simon Sebag Montefiore ha relatado el encuentro en Cracovia en 1913 entre Lenin y Stalin, cuando éste le presentó el panfleto:
“Lenin: ¿Ha sido usted quien escribió esto? Stalin: Sí, camarada Lenin, yo lo escribí. ¿Hice algo equivocado? Lenin: No, todo lo contrario… ¡Es realmente espléndido!” (S. S. Montefiore, Young Stalin, A. A. Knopf, New York, 2007, p. 267). Lenin asumió plenamente la tesis de Stalin y después del Golpe/Revolución de 1917 lo nombrará ministro-comisario de las nacionalidades.
Las constituciones soviéticas, a diferencia de las demo-liberales en Occidente, reconocerán retóricamente a las nacionalidades el “derecho de autodeterminación” aunque jamás permitieron su ejercicio. Stalin personalmente, como ha investigado rigurosamente Montefiore en la obra mencionada y en otra suya anterior (Stalin.The Court of the Red Tsar, Weidenfeld & Nicolson, London, 2003), reprimió violentamente a las nacionalidades con saña racista o xenófoba, recurriendo incluso según los casos a la islamofobia o a la judeofobia.
Cambó insinuó que el catalanismo extremista, anárquico y terrorista, tras los asesinatos de Cánovas, Canalejas y Dato, podría estar inspirado o alentado desde fuera de Cataluña (M. Fernández Almagro, Catalanismo y República Española, Espasa-Calpe, Madrid, p. 40), pero será el dirigente comunista José Bullejos quien nos ofrezca datos concretos de las relaciones entre el catalanismo radical, separatista, y el estalinismo: uno de los asesinos de Dato, Ramón Casanellas, estaba refugiado desde 1921 en Moscú bajo la protección de la Comintern, y en 1931 reaparece en España como miembro del Buró Político del PCE; Francesc Macià y Josep Carner viajan a la Unión Soviética en 1925 para una larga estancia (entrevista con Stalin incluida) invitados por la Comintern: “La misión que llevábamos –escribe Bullejos, entoces secretario general del PCE y organizador del viaje- era de gran interés para los directores del comunismo ruso, sobre todo por la importancia que daban al movimiento nacionalista de Macià y, además, porque Cataluña era considerada el centro vital de una posible revolución obrera en España” (J. Bullejos, La Comintern en España, México DF, 1972, pp. 58-59, 66-69, 167).
En el caso de la Cataluña actual que ahora nos ocupa resultan muy claras las posiciones, digamos, neo-estalinistas reclamando el “derecho a decidir”, de ERC, las CUP, la ANC, Òmnium Cultural, Comuns, Podemos, con sus respectivos y múltiples satélites radicales. Más sorprendente es la trampa de auténticos “tontos útiles” en que han caído y degenerado, con pocas excepciones, los miembros de la antigua y burguesa Convergència i Unió.
Asimismo, conviene recordar que muchos profesores de Derecho Constitucional y de Ciencia Política en España, simpatizantes o militantes del socialismo y del comunismo, han defendido en algún momento el derecho a decidir o de autodeterminación de las nacionalidades (algo inexistente en el constitucionalismo occidental): Enrique Tierno Galván, Raúl Morodo, Jordi Solé Tura, Francisco Llorente, Javier Pérez Royo, Francisco Caamaño, Francesc de Carreras, Carlos de Cabo, Pedro de Vega, Julián Santamaría, Manuel Álvarez, Miguel Ángel Aparicio, Ramón Cotarelo, Josep María Vallés, Ferrán Requejo, Jordi Capo, José Vilas Nogueira, Ramón Máiz, Vicenç Navarro, Carmen Iglesias, Antonio Elorza, José Álvarez Junco, Juan Trías, Jaime Pastor, Carolina Bescansa, Juan Carlos Monedero, Jaime Ferri, etc. Las ideas no delinquen, pero tienen consecuencias, aunque reconozco que algunos, muy pocos, de los mencionados han rectificado liberándose del virus estalinista.
Si el estalinismo (junto al maoísmo, el nazismo y otros regímenes criminales “democidas” y “megamurderers”, en terminología de R. J. Rummel) representan el máximo de corrupción política, cuantitativa y cualitativamente, en la historia contemporánea, no debemos cerrar los ojos a la corrupción moral que más allá de la corrupción económica, hipócritamente, caracteriza a ciertos líderes políticos catalanes.
Sin ir más lejos, dentro del propio ámbito siniestro, silente y neo-estalinista de la ERC, no deja de ser escandaloso que a personajes como su dirigente político Oriol Junqueras, con un disfraz infantilmente “buenista” (en el fondo es un vulgar racista o xenófobo), se le perdone la crítica que merece por la protección que goza de la opinión progresista catalana. Y en concreto, Junqueras por su cargo es política y moralmente responsable de la decadencia económica y la fuga de empresas en Cataluña.
No puedo evitar comparar a este golpista criminal y violador de leyes con el criminal y violador de mujeres Harvey Weinstein que hoy está en los noticieros mundiales y que también se benefició de la protección progresista de los demócratas americanos –incluidos el matrimonio Clinton y el ex presidente Obama- , cuyos parecidos físicos (obesidad mórbida y aspecto facial patibulario, con el desajuste óptico de sus miradas) son evidentes.
En un artículo mío anterior decía que cuando se produce un Golpe de Estado, o gana el Golpe o gana el Estado. Afortunadamente esta vez parece que, en principio, ha perdido el Golpe y ha ganado el Estado: la prisión preventiva de los “Jordis”, líderes de los “soviets” catalanes (ANC y OC) es un buen comienzo, pero les deben seguir otros: Trapero, Soler, Forn, etc., etc., etc.
Ahora bien, mientras escribo esto no puedo imaginar cómo se va a resolver esta confusa situación de sedición/rebelión unilaterales y de posibles prevaricaciones bilaterales. Las posiciones “equidistantes” a favor del diálogo y las mediaciones no caben en la crisis actual. La alcaldesa de Barcelona Ada Colau (entrevistada en la cadena Sexta de televisión el 14 de Octubre) y los Comuns ya se han quitado la careta en favor del independentismo al propugnar un sistema “Confederal” que reconozca la “soberanía de Cataluña”. Es impresentable la actitud, que roza la alta traición, de Podemos y sus aliados catalanes insinuando o proponiendo como mediadores a personalidades cercanas o peones estratégicos del autócrata Vladimir Putin (jaleados por delincuentes internacionales como Assange y Snowden o dictadores como Maduro), personalidades políticas como el incompetente y patético ex presidente Jimmy Carter (infame avalista de Chávez y Maduro), o el notorio corrupto ex secretario general de la ONU Kofi Annan.