Nacional

El Govern agita el guerracivilismo

EN EL DÍA ANTERIOR A LA RESPUESTA DE PUIGDEMONT

LA CRÍTICA, 15 OCTUBRE 2017 / 9:32

Domingo 15 de octubre de 2017

EDITORIAL

Desde primera hora de la mañana los medios de comunicación del gobierno de la Generalidad blanden el cadáver de Lluis Companys en el setenta y siete aniversario de su fusilamiento en el castillo de Montjuic

Desde La Crítica imploramos a los responsables del gobierno catalán y a su miríada de agitadores que suavicen sus mensajes y frenen, si es que eso todavía es posible, esta bola de fuego que rueda y rueda y que terminará incendiándolo todo sin remedio. Que retornen al siglo veintiuno y nos devuelvan a todos a nuestro tiempo.



Escuchar hoy la emisora oficial del gobierno de Cataluña y tener la sensación de volver a los años treinta es inevitable. Crímenes fascistas sin cuento, sacrificio de los demócratas catalanes que aún habitan en las cunetas, rendiciones de cuentas insatisfechas, justicia irredenta y memoria histórica... ira y venganza en definitiva contra los fantasmas del pasado y que indefectiblemente apuntan a esa España de hoy heredera necesaria del franquismo y, como consecuencia, del fascismo.

Todo esto no tendría más importancia de la debida -o sea, ninguna- si de las regurgitaciones populistas -neocomunistas en su mayoría- se tratara y a lo que estamos acostumbrados, pero no es así. Esta es la interpretación sectaria de nuestra historia con la que hoy, el día en que toda Cataluña y toda España está pendiente de la respuesta que ha de dar el presidente Puiddemont al requerimiento del gobierno español, se está alimentando a millones de catalanes excitando el odio y el rechazo a todo lo que signifique España.

La Historia es la que es y ha sido y, efectivamente, Lluis Companys fue fusilado como tantos otros de uno y otro bando en aquellos horrorosos años en que el sentido común desapareció como por ensalmo de tantas preclaras mentes que tuvieron el desgraciado papel de protagonizarlos.

Desde La Crítica imploramos a los responsables del gobierno catalán y a su miríada de agitadores que suavicen sus mensajes y frenen, si es que eso todavía es posible, esta bola de fuego que rueda y rueda y que terminará incendiándolo todo sin remedio. Que retornen al siglo veintiuno y nos devuelvan a todos a nuestro tiempo.

NOTA QUE ACTUALIZA ESTE EDITORIAL

Nos corrigen nuestros lectores por la utilización del término "implorar" con el que queríamos elevar nuestro ruego alejándolo de la confrontación razón-sinrazón, y debemos darles la razón a quienes así nos lo han transmitido. Imploramos, sí, pero también exigimos en los mismos términos por que no haya duda alguna sobre de qué lado ha de inclinarse la balanza .