Juan Manuel Martínez Valdueza

La reforma constitucional y el bálsamo de Fierabrás

22 SEPTIEMBRE 2017

Juan M. Martínez Valdueza | Viernes 22 de septiembre de 2017
¡Que viene la Reforma! ¡Por fin el PSOE se lleva el gato al agua de la reforma constitucional! Y todos contentos, esperanzados, porque al fin el gobierno inmovilista, corrupto y antidemocrático de Mariano Rajoy se mueve en la dirección correcta. Fenomenal. ¡Se ve la luz después del 1-O!

¡Que viene la Reforma! ¡Por fin el PSOE se lleva el gato al agua de la reforma constitucional! Y todos contentos, esperanzados, porque al fin el gobierno inmovilista, corrupto y antidemocrático de Mariano Rajoy se mueve en la dirección correcta. Fenomenal. ¡Se ve la luz después del 1-O!

Claro que si nos paramos a pensar, a reflexionar sobre el asunto, la cuestión no es baladí y cuesta no ya encontrar sino intuir siquiera en qué articulado nuevo o reformado aparecerá el ansiado bálsamo que mitigue las aspiraciones independentistas catalanas por un lado, las pulsiones antisistema y el derecho a la autodeterminación de todos los pueblos de España por otro, a la vez que garantice la igualdad ante la ley de todos los españoles, la indisolubilidad del territorio y la nación española y la confirmación de que la soberanía nacional, o sea, del pueblo español, reside en los españoles. En todos los españoles. Amén, claro está, de la minucia de derechos y obligaciones consagrados ya por la Carta Magna y que forman parte, eso sí, a duras penas a veces, de nuestro acervo no ya político sino personal.

Porque parece evidente que la ansiada reforma constitucional no marchará por el camino de la recuperación de competencias por el Estado ni por el encogimiento de las estructuras de las administraciones periféricas ni por otras tantas cuestiones que si bien no son "sagradas" como las ya citadas en el párrafo anterior sí sería trascendente reformar para el mejor gobierno y convivencia de esta avanzada sociedad que es la española.

Conviene recordar aquí que el bálsamo por excelencia, el de Fierabrás, y siguiendo a nuestro insigne Don Miguel de Cervantes, fue pócima que benefició al ínclito Don Quijote por su condición de caballero, causando estragos en el bueno de Sancho por no serlo.