Nacional

La Historia de España en Cerredo (Asturias)

LA CRÍTICA, 4 SEPTIEMBRE 2017

Lunes 04 de septiembre de 2017
El contrapunto al hurto de la Historia de España en estos momentos de esquizofrenia separatista lo ponen actos como "La francesada" de Cerredo, pueblo asturiano, montañés y minero, que recrea cómo sus gentes protegieron con sus vidas a los miembros de la Junta de Asturias, que huía perseguida por los franceses, el 6 de mayo de 1810.

El contrapunto al hurto de la Historia de España en estos momentos de esquizofrenia separatista lo ponen actos como "La francesada" de Cerredo, pueblo asturiano, montañés y minero, que recrea cómo sus gentes protegieron con sus vidas a los miembros de la Junta de Asturias -como la Junta Errante pasó a la Historia-, que huía perseguida por los franceses, el 6 de mayo de 1810.

Por tercer año consecutivo, esta recreación histórica puesta en marcha por la Asociación Cultural "ENTREMÍS" de Cerredo, atrajo a esta parroquia del municipio de Degaña, en Asturias, a numerosos visitantes que, junto a los vecinos y participantes en el evento, disfrutaron de una tarde de historia viva.

Más allá de lo puramente lúdico los organizadores quisieron elevar el tiro con un acto institucional cuyo protagonismo recayó en esta edición en Juan M. Martínez Valdueza, escritor, editor e investigador de la Guerra de la Independencia, quien agradeció el honor de tal encargo, pronunciando unas palabras en torno a cómo ha llegado hasta nosotros el papel de los españoles en la Guerra de la Independencia, tan lejos de la realidad, por lo que tal relato está aún pendiente de escribir.

Juan M. Martínez Valdueza recibe de Pedro J. Villanueva, en nombre de la Asociación Cultural "ENTREMIS" una placa conmemorativa "en reconocimiento a su esfuerzo y tesón en aras de la recuperación e investigación de la historia y cultura de nuestros pueblos".

Por su interés, reproducimos aquí la intervención de Martínez Valdueza:

La importancia de hechos como el que hoy se conmemora en Cerredo es muy alta. Pone en evidencia la historia real, la historia a ras del suelo... La que no aparece en los manuales y que sumada a otras muchas conforman la verdadera historia que todavía está por escribir. Aquella fuera de las biografías de los personajes que protagonizan la historia con pólvora ajena. Esta es la pólvora ajena. De nada hubieran servido instituciones como la Junta Errante que por aquí pasó (magnífico apellido que implica resistencia y voluntad frente a la sumisión) sin los vecinos de estos pueblos que les dieron cobijo y protección, sin temor a las seguras represalias de los que decían venir a liberarnos de nosotros mismos, pero a tiro limpio.

Permítanme ustedes que recurra a unas palabras entresacadas de las que pronuncié en la Real Academia de la Historia el día 28 de mayo de 2010, con motivo de la presentación, ante su pleno, de nuestra edición de la Historia del levantamiento, guerra y revolución de España, del Conde de Toreno.

"En 1833, Don José Canga Argüelles, compañero de luchas y exilios del VII Conde de Toreno, también asturiano, decía: Al cabo de veinte años, durante los cuales nadie se atrevió a negar a la nación española el tributo de la admiración que se le debe, algunos historiadores ingleses se empeñan en rebajar su mérito y en poner en duda la heroicidad de sus servicios. (...) Yo, calurosamente conmovido por las narraciones, poco ajustadas a la verdad, no puedo permanecer pasivo, ni dejar de ocuparme, del modo que me sea dado, en su defensa.
Del modo que me sea dado, dice, y ese modo culmina en más de mil trescientas páginas, su obra Observaciones sobre la Historia de España que escribieron los señores Clarke, Southey, Londonderry y Napier. Pero no tuvo suerte. La verdad histórica que prevaleció durante los primeros veinte años posteriores a la Guerra de la Independencia fue desapareciendo paulatinamente y, no ya de la mano de los historiadores ingleses o franceses, sino también de la de no pocos españoles."
Casi doscientos años después de la reflexión acertadísima de este asturiano nos encontramos en la misma situación aunque, lógicamente, con matices, recayendo sin lugar a dudas la mayor responsabilidad de este desastre historiográfico en los propios españoles, que curiosamente y todavía hoy lamentan el que los franceses no ganaran esa guerra, dado que la elección de las gentes cultas entre independencia y libertad, entre independencia sin libertad y libertad sin independencia, solo podía ser la segunda.
Partiendo de esa posición intelectual, sus consecuencias, a pesar de que el pueblo español tiró por otro lado, son las que han sido durante doscientos años: el tópico de “vivan las cadenas” como maleficio de nuestra historia.

Pero no. Como decía uno de los generales franceses en sus memorias, la Historia pondrá algún día las cosas en su sitio y le devolverá a España la gloria que conquistó en aquella contienda, único pueblo europeo que se opuso, junto a su ejército y a una parte de su clase dirigente, al vendaval francés y lo venció. El único pueblo, señoras y señores.

Más de quinientas veces el ejército español fue derrotado y más de quinientas veces resurgió de sus cenizas y de sus harapos. Y ahí estuvo la victoria. No en el baile de salón entre franceses e ingleses que, tras las grandes batallas, al que le tocaba perder se retiraba con armas y pertrechos para volver a encontrarse de nuevo y seguir jugando su partida. ¡Cuántas veces ese juego sirvió para prolongar una guerra nefasta para España, al permitir que el ocasional derrotado pudiera rehacerse con una gentil inclinación de cabeza!

No. Los años de resistencia del pueblo español y de su ejército, incorporadas ya las guerrillas al mismo a partir de 1811, fueron los que frenaron para su desesperación a los franceses, permitiendo a los ingleses esperar la ocasión propicia para hacer su campaña triunfal. Esa es la historia real que empieza a ser escrita incluso por los ingleses. También por los españoles, que parece que van asumiendo su propia historia, y que muestran trabajos como el del general e historiador Sánchez de Toca y el profesor leonés García Fuertes.

El primero, en su acertado trabajo y en relación con los aliados ingleses recoge una frase de Napoleón a su hermano José, espurio rey de España: Los ingleses se han llevado todo: bueyes, colchones, mantas y además han maltratado a todo el mundo. No cabe aplicar mejor calmante a España que el auxilio de un ejército inglés.

Así fue la historia y así habrá que escribirla porque, a pesar de los intentos, magníficos intentos, de prohombres como el Conde de Toreno o el general Gómez de Arteche, todavía son muchos (los que no voy a citar para tener la fiesta en paz), que prefieren el lamento de la ocasión perdida a dar la razón al pueblo que, a pesar de sus consejas, le plantó cara al viento de la historia con su valor y su sacrificio.

Como los vecinos de Cerredo, de vuestros antepasados, cuyos apellidos podéis llevar con orgullo y habréis de dejar a vuestros descendientes, ojalá que con ese orgullo multiplicado en amor a los hombres y mujeres de España y a la España misma.

¡Viva Cerredo! ¡Viva Asturias! ¡Viva España!