El Director de la Real Academia Española, Darío Villanueva, ha anunciado, en el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales del Ministerio de la Presidencia, que a finales de este año aparecerá en el Diccionario de la lengua española, el neologismo posverdad. En efecto, este neologismo, post-truth, ya fue considerado, el año pasado, por el prestigioso diccionario inglés de Oxford, con el título honorífico de “palabra del año”.
Cabe plantearse, en una primera aproximación, si debe escribirse posverdad, postverdad o post-verdad. Dicen los que saben de estas cosas que, quizá, lo más apropiado sea posverdad, por cuanto post forma derivados en español a los que añade el significado de “detrás de”, “después de” y aquí , con posverdad, se significa algo distinto de la verdad, e incluso, contrario a la misma, como es el caso, entre otros, de posindustrial, que la RAE define: “Perteneciente o relativo al período en el que la gran industria ha sido desplazada como sector predominante por la tecnología avanzada, los servicios, la informática y las actividades financieras y especulativas”.
De hecho, el Director de la Real Academia, Darío Villanueva, afirmó que el término posverdad se referirá a toda información o aseveración que no se basa en hechos objetivos, esto es que «representa una evidente negación de la realidad» y demuestra que en la actualidad se acepta que «lo real no consiste en algo ontológicamente sólido y unívoco, sino, por el contrario, en una construcción de conciencia, tanto individual como colectiva».
Esta descripción del término posverdad del Director de la RAE concuerda, casi exactamente, con el término post-truth, que el diccionario de Oxford, ha definido como lo “relativo o lo que denota las circunstancias en las que los hechos objetivos influyen menos en la modelación del debate político o la formación de la opinión pública que la apelación a la emoción y a la creencia personal (