CULTURA DE DEFENSA

La difusión de la Cultura de Seguridad y Defensa hay que afrontarla con todos los medios del Estado

La Crítica, 5 Abril 2017

Ángel León Díaz Balmori | Miércoles 05 de abril de 2017
En los últimos años, de manera continuada, las encuestas del CIS sitúan a las Fuerzas Armadas como las mejor valoradas de las Instituciones españolas, sin embargo...

En los últimos años, de manera continuada, las encuestas del CIS sitúan a las Fuerzas Armadas como las mejor valoradas de las Instituciones españolas, sin embargo cuando a esos mismos españoles se les pregunta si estarían dispuestos a empeñar las armas en defensa de la Seguridad nacional, solo un 12% de los encuestados responde afirmativamente.

Esta abismal diferencia de criterio ante conceptos tan relacionados, solo tiene una explicación. La política de difusión de la Cultura de Defensa de los sucesivos gobiernos de las últimas décadas, con independencia de su color político, con un afán de no reconocer que las Fuerzas Armadas son una institución que tiene que estar preparada para ser empleada en la guerra y en afán de satisfacer las tendencias pacifistas que han inundado todos los sectores sociales, concentran todo el esfuerzo de difusión de las actividades de las FAS, en enfocar sus misiones y su preparación en lo que realmente son sus misiones colaterales, es decir, se ha defendido la idea de que nuestras FAS eran una ONG, en este caso, sin la letra N en sus siglas, porque serian en algún caso OG.

La obsesión para que no pareciera que nuestras FAS estaban en Teatros de Operaciones (T.O.), y aunque el nombre de sus misiones , en algún caso, como “peacekeeping operations”, es fácil entender que no hay ninguna manera de mantener la paz en sus distintas formas, sino es desplegando en los T.O., con las fuerzas contendientes hostigando por uno u otro flanco. Esto produce bajas, algunas mortales, producidas por el fuego enemigo, por accidentes al manejar vehículos pesados por zonas en las que las carreteras son inexistentes, y donde hay que actuar en apoyo de una población cuya lealtad es muy dudosa.

El afán por no querer que el pueblo español conozca toda la dureza y el riesgo de nuestros soldados, ha llegado hasta el caso, de negar el uso de condecoraciones concedidas por gobiernos aliados, por ser propias de obtenidas pr permanecer en zona de combate.

Nuestros gobiernos han mantenido una política informativa, dedicada a transmitir a los españoles que nuestros soldados, en tierras lejanas, están construyendo escuelas, repartiendo alimentos, instalando hospitales para poder atender a los numerosos enfermos de las localidades próximas a los T.O. ¡Y si, nuestros soldados hacen estas cosas!, pero lo hacen dentro de unas misiones que se denomina CIMIC (siglas de su denominación en ingles, Civil and Military Cooperation), y lo hacen incluso colaborando a estas actividades con sus propios donativos, pero estas misiones CIMIC, son misiones totalmente complementarias de su misión principal para la que están desplegados.

Es, si, muy importante porque con este CIMIC se gana el apoyo y la confianza de la población y sus autoridades, lo que sin duda es una contribución al éxito de las operaciones militares.

En resumen, el español encuestado está muy satisfecho de que sus soldados sean muy apreciados en los países de despliegue y por las organizaciones como la ONU, la OTAN, la UE., siente gran satisfacción al ver los programas de televisión y radio dedicados a nuestros contingentes en el exterior, y pasan de largo cuando se producen bajas que en ocasiones se repatrían por la noche para evitar la excesiva publicidad del triste suceso.

Imbuida la sociedad de esta filosofía, es hasta lógico, que cuando se les pregunta a los españoles si serian capaces de tomar las armas para defender a su Patria en el escenario que proceda, solo un 12% asiente. Quizás habría también que preguntarles que entienden por el concepto Patria y nos llevaríamos una sorpresa.

No se les ha explicado que la amenaza está muy pocos kilómetros al sur de España, que a un par de horas de avión tenemos la frontera con el SAHEL, donde por cierto nuestros soldados despliegan en misiones de apoyo a las Fuerzas Armadas francesas y en apoyo a las autoridades nacionales formando sus Ejércitos, en un T.O. donde tienen un enemigo -que no es potencial-, que esta presente a pocos kilómetros y donde hacer CIMIC es misión imposible.

No se le ha dicho a la sociedad que el Estado islámico (mal llamado DAESH), tiene células activas en todas las naciones europeas, incluida España, donde debido a la gran labor del Centro Nacional de Inteligencia y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado raro es el día que no escuchemos en las noticias mañaneras la detención de algún miembro de estas células,

No se le ha dicho a la población española que ha de estar alerta porque en cualquier lugar y momento un fanático talibán puede hacer explotar su cinturón o disparar su fusil kalashnikov asesinando a pacíficos ciudadanos que se encuentran disfrutando de un esparcimiento en un establecimiento público.

No se ha dicho a la sociedad española que la Seguridad nacional, no es solo obligación de las FAS y de los FCSE, es una obligación para todos los españoles, para todos los estamentos sociales y para todas las actividades empresariales.

La sociedad no ha sido informada de que los recursos “no militares” susceptibles de ser necesarios para la seguridad nacional, en la que se incluyen las catástrofes no producidas por el hombre, deben estar catalogados, por su estado y ubicación para que el Consejo de Seguridad Nacional, que ha heredado las competencias del Comité Nacional de Planes Civiles de Emergencia, pueda disponer de estos recursos para su empleo inmediato.

Para este conocimiento de los recursos “no militares” deben colaborar los gobiernos de las Comunidades Autónomas (CC.AA), los ministerios civiles poseedores de estos recursos, y las empresas. ¿Unas CC.AA que públicamente anuncian que no acataran la Ley de Educación, que no acataran las sentencias del Tribunal Constitucional, que no acataran los límites presupuestarios aprobados por el Congreso?, cree el lector que se prestaran a mantener los recursos “no militares” de la parte de España que “gobiernan” listos para su alistamiento a la orden del Consejo de Seguridad Nacional. La respuesta es ¡no! Y lo avalan muchos años de experiencia a cargo del Sistema de Crisis de quien esto escribe.

Pero…, como se puede acometer un cambio que parece está en la actitud del Gobierno hacia la difusión de esta Cultura. Son, al menos, un par de generaciones las que han estado en sus ciclos educativos privadas del conocimiento de los conceptos básicos de los símbolos de España, como la Bandera y su significado; los acontecimientos históricos que han dado gloria universal a sus hechos de armas; los acontecimientos que nos proporcionaron un prestigio universal, como los grandes vuelos de la incipiente aviación española; las batallas que marcaron los hitos de la historia de la constitución de nuestra patria como nación y contribuyeron a forjar el espíritu de Unidad, que algunos pretenden ahora quebrar, incluso falseando la propia historia, que por supuesto nadie enseñó a sus correligionarios.

Se han realizado esfuerzos por distintas organizaciones para difundir la Cultura de Defensa, como el CESEDEN con sus cursos en los que incluyen a políticos y catedráticos de la Universidad; el Instituto Español de Estudios Estratégicos que mantiene siempre abierto un campo de difusión mediante seminarios y publicaciones; el propio Ministerio de Defensa estableciendo un Acuerdo-Marco con el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte que tiene como objetivo impulsar la cultura y conciencia de seguridad y defensa en el ámbito no universitario y contribuir, de esta forma a generar una actitud más proactiva de los jóvenes ante este asunto, introduciendo en los currículos de la enseñanza primaria y secundaria temas de conocimiento imprescindible para formar parte de la sociedad.

Pero la aplicación de este Acuerdo-Marco, en la práctica no aporta resultados positivos de conocimiento, porque lo apretado del currículo no deja tiempo para esta actividad en la mayoría de los centros educativos, porque incluso no se aplica por los Consejeros de las CC.AA y porque en muchas ocasiones el profesor encargado de esta didáctica, no está familiarizado con el tema y en otros casos incluso disiente de estas enseñanzas que consideran “bélicas”.

¿Cómo resolver este problema?, en primer lugar dar cumplimiento a la Ley 35/2015 sobre Seguridad Nacional, que en su artículo 5, establece “que el Gobierno promoverá una Cultura de Seguridad Nacional que favorezca la implicación activa de la sociedad en su preservación y garantía como requisito indispensable para el disfrute de la libertad, la justicia, el bienestar, el progreso y los derechos de los ciudadanos” para lo que “el Gobierno pondrá en marcha acciones y planes que tengan por objeto aumentar el conocimiento y la sensibilización de la sociedad acerca de los requerimientos de la Seguridad Nacional, de los riesgos y amenazas susceptibles de comprometerla, del esfuerzo de los actores y organismos implicados en su salvaguarda y la corresponsabilidad de todos en las medidas de anticipación, prevención, análisis, reacción, resistencia y recuperación respecto a dichos riesgos y amenazas.”

Para ello, y en previsión de una falta de colaboración de los estamentos encargados de su desarrollo, crea una Conferencia Sectorial para asuntos de la Seguridad Nacional, con objeto de articular la participación de los actores en esta gran empresa de divulgar esta Cultura a todos los españoles.

La ley 36/2015 no encomienda al Ministro de Defensa esta tarea, sino que señala a los ministros, como responsables en el ámbito de sus departamentos. Sin embargo, en la estructura del Ministerio si se asigna al Secretario General de Política de Defensa (SEGENPOL) “proponer y coordinar la política cultural de seguridad y defensa, y la promoción de la conciencia nacional”, estableciéndose para ello una División de Coordinación y Estudios de Seguridad y Defensa..

Pero realmente esta organización para la difusión de esta Cultura data de los años 80, en la que la Ley Orgánica 6/80, derogada por posteriores disposiciones, ya encomendaba al Ministro de Defensa “el desarrollo de la Cultura de Defensa con la finalidad de que la sociedad española conozca, valore y se identifique con su historia y con el esfuerzo solidario y efectivo mediante el que las FAS salvaguardan los interés nacionales

Es evidente por las consideraciones mencionadas anteriormente que este sistema no ha dado un resultado positivo, como evidencian las encuestas del CIS, antes mencionadas..

Para potenciar estos mandatos legislativos sugiero que la responsabilidad de la difusión de la Cultura de Seguridad y Defensa, se traslade a un solo organismo, con nivel de, al menos, Dirección General en dependencia al más alto nivel, con autoridad delegada del Ministro para coordinar con los directores generales de los gabinetes de todos los ministerios, como asesores principales que son de sus respectivos ministros y con una relación funcional con el Consejo de Seguridad Nacional, que tiene autoridad por Ley para incluir en los currículos escolares todo un abanico de temas de cultura histórica relacionada con la exaltación del patriotismo, y de temas como las amenazas nacionales y las misiones de las FAS, sin olvidar la facultad que tiene este alto Consejo para disponer la organización de eventos que favorezcan esta difusión.

No hay que olvidar que este organismo que sugiero debe tener una adecuada dotación presupuestaria, que se la debe proporcionar el Consejo de Seguridad Nacional y que no debe escatimar medios para la contratación de buenos profesionales de medios y de redes sociales, al igual que hacen las grandes empresas para difundir sus productos.

Para una puesta en marcha inmediata, este organismo con dedicación plena a la tarea de difundir esta Cultura, puede contar con la aportación voluntaria de las numerosas asociaciones militares que hay registradas en España, cuya enumeración sería larga, pero como ejemplo señalaremos la Real Hermandad de Veteranos de las FAS y de la Guardia Civil; la Asociación de Militares españoles (AME); la Hermandad de antiguos Caballeros Legionarios: la Asociación Española de Militares Escritores (AEME); la Unión Nacional de antiguos miembros de las Milicias Universitarias (UNAMU); la Asociación de Veteranos Paracaidistas; y un largo etc., cuyos asociados distribuidos por toda la geografía nacional, constituyen una legión de hombres que después de haber entregado su vida profesional a la defensa de los valores patrios, sentirían el honor de seguir siendo útiles a la Patria difundiendo estos valores a la sociedad en el ámbito educativo, con el orgullo de poder exponer su propio ejemplo.

Esta aportación de las asociaciones de militares, constituiría un gran apoyo a las Consejerías de Educación al no incrementar las horas lectivas que corresponden a los educadores en los Centros de enseñanza, además de no tener que invertir presupuesto para los educadores que deberían asignarse a estas clases.

Es una idea que expongo, como colaboración a la difusión de la Cultura de Defensa.

Ángel León Díaz Balmori

Miembro de la Asociación Española de Militares Escritores