EDITORIALES

De cloacas y de ratas

Composición humoristica con fotos divulgadas ampliamente por internet. La Crítica

EN EL 13 ANIVERSARIO DEL 11-M

La Crítica, 11 Marzo 2017

Viernes 10 de marzo de 2017

Difícil lo tiene Zoido si pretende limpiar las cloacas del Estado...

Primero porque parte de la red de ese alcantarillado de aguas grises –y también negras, muy negras (hoy es el aniversario del 11-M)– no depende de su departamento, es tan extensa, oscura y con tantas ramificaciones, incluso allende las fronteras, que se quedan cortas todas las mangueras de desatranco...



Difícil lo tiene Zoido si pretende limpiar las cloacas del Estado.

Primero porque parte de la red de ese alcantarillado de aguas grises –y también negras, muy negras (hoy es el aniversario del 11-M)– no depende de su departamento, es tan extensa, oscura y con tantas ramificaciones, incluso allende las fronteras, que se quedan cortas todas las mangueras de desatranco.

Segundo, porque el problema de higienizar no es tanto por la cantidad de detritus acumulado –que lo hay– como por la proliferación de ratas endogámicas que han procreado generación tras generación en los bajos fondos e impiden cualquier limpieza radical.

Y tercero y último porque la labor de desinfección no está exenta de riesgos. Desocupar estos múridos va a tener indudablemente efectos de rebote. Una rata, por definición, puede haber investigado y descubierto mucho –o más probablemente poco– de los asuntos que afecten a la seguridad del Estado, pero ciertamente se ha preocupado de desmenuzar todos los trapos sucios de aquellos superiores que le han encargado el trabajo y de los que le rodean, lo que le va a garantizar una impunidad para el futuro. Eso va en el manual básico de los que se aventuran en el espionaje. Va en los genes de la rata.

Y claro está, en corruptilandia los trapos malolientes forman verdaderas montañas de todos los colores y signos. Si hubiera que sanear se salvaría, si acaso, la familia de Lot. El resto todos al fuego purificador.

Este medio es independiente, como proclama desde el primer día su cabecera y no acostumbra a recomendar abierta (y mucho menos subliminalmente) nada, pero precisamente por su independencia hoy haremos una excepción: acabamos de leer –con cierto retraso, por cierto, desde su publicación– el libro “El Método” magistralmente escrito, como si de una novela se tratase, por Francisco Marco, que nos da una pequeña idea de lo que hay en el subsuelo de la política, de los negocios, de la farándula, del mundo de los detectives y de las cloacas del Estado (al fin y al cabo todo está relacionado).

Seguramente Marco no nos cuenta ni la décima parte de lo que sabe –ya nos advierte que el libro, por si acaso…, ha pasado el filtro de sus propios servicios jurídicos– pero nos hace desfilar una serie de tipos, tipejos, villares y… –seguramente usted encuentre algún nombre que rime– que llegan a dar miedo. Muchos son personajes oscuros. Otros, verdaderos especialistas desde sus años mozos en “puñaladas traperas”, siguen impunes y activos hoy día a pesar de su avanzada edad. Pero todos tienen un interés literario impresionante.

Difícil lo tiene Zoido. Además de todo lo dicho, porque las ratas no se pueden extinguir. Son necesarias para el ecosistema. Alguien tiene que comerse las mierdas del subsuelo, no nos engañemos. Limpiar mínimamente las cloacas y descastar sus moradores más dañinos sin envenenar todo el medio ambiente solo es posible con un “control biológico” puntual, pero para ello –a falta de depredadores naturales– harían falta más ratas y ese es un juego aún más peligroso.