Manuel Pastor Martínez

Jimena Muñiz y sus hijas en el Imperio Leonés

Epitafio de Jimena Muñiz (Museo de León)

La Crítica, 9 Marzo 2017

Manuel Pastor Martínez | Jueves 09 de marzo de 2017

Dedicado a Catalina Seco Martínez

Jimena Muñiz (m. 1128) y sus hijas, las Infantas Elvira (1079-1157) y Teresa (1080 o 1081-1130), forman un trío femenino excepcional de “astorganas” (aunque nacidas en el Bierzo...



Dedicado a Catalina Seco Martínez

Jimena Muñiz (m. 1128) y sus hijas, las Infantas Elvira (1079-1157) y Teresa (1080 o 1081-1130), forman un trío femenino excepcional de “astorganas” (aunque nacidas en el Bierzo, vinculadas a la diócesis asturicense y residentes algún tiempo en la vieja ciudad) en la pequeña historia dentro de la gran historia del Imperio Leonés, con el importante papel que jugaron el Condado de Astorga y el Reino de León en los orígenes nacionales de España y Portugal.

El denominado Imperio Leonés (H. J. Hüffer, 1933; A. Tovar, 1941; A. García Gallo, 1945; L. Sánchez Belda, 1950; R. Menéndez Pidal, 1950; A. Sánchez Candeira, 1951; L. López Santos, 1953; L. García Valdeavellano, 1955; L. Alonso Luengo, 1969) es un período clave en la formación de España durante la Reconquista, que se despliega durante 120 años entre 1037 y 1157, abarcando los reinados de Fernando I (1037-1065), de Alfonso VI (1065-1109), Urraca (1109-1126), y Alfonso VII (1126-1157). Ciertamente hay referencias anteriores al uso de la expresión “Imperator” en el periodo asturiano relativas a Alfonso III El Magno, 866-910 (A. Cotarelo, 1933) y, curiosamente, en el periodo leonés relativas a Bermudo III, 1028-1037, quien concedería a su hermana Sancha y a su marido Fernando de Navarra, Condes de Castilla, la dignidad real bajo la autoridad superior del Rey de León como Emperador (S. Serrano, ed., Enciclopedia de León, tomo I, 1996/97, p. 446). Fernando de Navarra será el Rey Fernando I de León y Castilla.

Pero es plausible que el título imperial lo invocaran todos los reyes astur-leoneses desde Alfonso III, especialmente en la época más brillante y de esplendor de León, antes de la independencia de Castilla, durante el reinado de Ramiro II, 931-950, monarca leonés que derrotó al Califa Abderramán III en Simancas (939), fijó la frontera en el río Tormes y llegó a atacar Madrid. “En estos momentos el Reino de León abarcaba desde el Atlántico (incluyendo Galicia) hasta Navarra (incluyendo la región vasca como parte de León), y desde el Cantábrico hasta el sur del Duero” (Enciclopedia de León, tomo I, p. 442).

El concepto de Imperio debe entenderse aquí como voluntad soberana única y superior al conjunto de las demás comunidades o reinos cristianos, frente al enemigo común religioso-cultural que representaban los regímenes islámicos de Al-Ándalus, unos y otros dentro del común solar hispánico en aquéllos siglos. Bernard F. Reilly percibió en tal voluntad de Imperio un antecedente de la idea maquiavélica del Estado Moderno, especialmente acentuado durante el largo reinado de Alfonso VI, “el Maquiavelo de León” (B. F. Reilly, 1988), y A. Gambra lo destacará en el título de su estudio Alfonso VI. Chancillería, Curia e Imperio (León, 1997), pero con rasgos ya explícitos durante el reinado de su padre Fernando I, continuados en el de su hija Urraca y culminando en el de su nieto Alfonso VII El Emperador, según el cronista anónimo (¿Arnaldo, obispo de Astorga?, Chronica Adefonsi Imperatoris; asimismo P. Sandoval, 1600; A. López Ferreiro, 1885; P. Rassow, 1928 y 1930; L. Sánchez Belda, 1950; C. Ureta Martín, 1964; M. Recuero Astray, 1979; B. F. Reilly, 1998).

El núcleo “estatal” de la monarquía astur-leonesa, como describió Ortega y Gasset en La rebelión de las masas (“La Nación es León, pero no Castilla. Luego es León y Castilla (…) El Estado ha sido siempre el Gran Truchimán”), que actuará como “el Gran Truchimán” de la Nación: a León se incorporan definitivamente Galicia y Castilla, y a León-Castilla (o Castilla-León) se unirán en distintos momentos Aragón con sus reinos y condados, los reinos andaluces y finalmente Navarra, resultando en el proceso histórico de sucesivas incorporaciones la gran Nación que conocemos como España. Ortega y Gasset tomó de T. Mommsen (y su famosa historia de Roma) el término griego synoikismo (convivencia, ayuntamiento) para ilustrar esa idea de sucesivas incorporaciones nacionales.

Sin embargo, hubo tentaciones y tendencias separatistas, primero en Castilla -que no llegaron a ser permanentes-, y después en Portugal, que tendrán éxito en lograr la independencia permanente ya en el siglo XII, durante la última fase del Imperio Leonés.

Astorga y Portugal (Porto Cale, la región norteña en torno a Oporto, conquistada a los moros), como Castilla, fueron condados del Reino de León desde los primeros siglos de la Reconquista. Durante el reinado de Alfonso VI su hija bastarda Teresa, hija de Jimena, ostentó el título de Condesa de Portugal, con residencia familiar en Astorga, presuntamente hasta el fallecimiento de su madre en 1128, que había sido la primera mujer Condesa de Astorga. Teresa fallecería poco después de su madre, en 1130, pero se sospecha que en sus últimos años habría ejercido de facto el poder condal en Astorga y el real en Portugal, en abierta rebelión separatista frente a su medio hermana Urraca, Reina de León tras la muerte del padre de ambas, Alfonso VI, en 1109.

La escasa información biográfica que tenemos directamente de Jimena Muñiz y sus hijas siguen siendo los estudios de Augusto Quintana Prieto, “Jimena Muñiz, madre de Doña Teresa de Portugal” (Revista Portuguesa de História, XII, Coimbra, 1969) y “La Infanta Doña Elvira, hija de Alfonso VI y de Jimena Muñiz” (Temas Bercianos, 3, 1984); los de José María Canal Sánchez-Pagín, “La infanta Elvira, hija de Alfonso VI y de Gimena Muñoz, a la luz de los diplomas” (Archivos Leoneses, 66, León, 1979), y “Jimena Muñoz, amiga de Alfonso VI” (Anuario de Estudios Medievales, 21, Barcelona, 1991), el de María del Carmen Rodríguez Fernández, “Concubina o esposa. Reflexiones sobre la unión de Jimena Muñiz con Alfonso VI”, Studia historica. Historia medieval, 25, Salamanca, 2007), y mi modesta aportación con los breves ensayos “El biógrafo de la Condesa (y de la Escuela) de Astorga” y “La infanta Teresa de León, primera reina de Portugal” (ambos en La Crítica, Astorga-León, 2015 y 2016).

Jimena

Jimena nació en fecha no determinada (en la década de los 1060s) en la villa berciana de Corullón, mujer “nobilísima, muy rica y hermosa” (en palabras del obispo Pelayo de Oviedo Chronicon regum legionensium), descendiente del importante linaje del Infante Ordoño -bastardo del Rey Bermudo II, 981-999- e hija del Conde Monnio Muñiz y su esposa Velasquita. Fue amante del Rey Alfonso VI durante la primera viudedad del monarca, y tuvo dos hijas con él: las infantas Elvira y Teresa. Jimena recibió por voluntad real la Tenencia de Ulver y los Condados de Astorga y del Bierzo.

Están documentadas sus diversas donaciones al episcopado de Astorga y a los monasterios de San Pedro de Montes y de San Andrés de Espinareda (en éste sería enterrada al morir en 1128). En una donación de 1099 está escrito: “Episcopo Pelagio in Astorica (…) Potestas in illa terra donna Xemena.” En otra de 1100: “Regnante rey Adefonsus in Legione et in Toleto. Sub Dei gratia Pelagius episcopus astoricense sedis. Michael Citiz, majorino de terra Astorica. Potestas Xemena Monniz…”

Rodríguez González sostiene que Jimena no estaba emparentada con la reina consorte Inés, pero sí lo estaba con el propio monarca Alfonso VI, lo que explica la objeción de consanguinidad que le dictó el papa Gregorio VII, y el trasfondo de la participación de la Condesa de Astorga en la controversia religiosa para la imposición del rito gregoriano en los reinos hispánicos, entre 1080 y 1093 (durante el matrimonio del Rey con Constanza de Borgoña).

No obstante, según subrayaría Quintana Prieto, Jimena pasará a la historia como la primera mujer investida de un poder político propio como Tenente y Condesa, de Ulver, el Bierzo y Astorga, aproximadamente entre 1080 y 1109, algo hasta entonces insólito en la España y Europa medievales: “Sospecho que fuera a raíz del nacimiento de Teresa, la segunda de las hijas del Rey y de la joven berciana, cuando Alfonso decidió dar aquel paso sin precedentes en la historia leonesa, de poner en manos de una mujer un condado. Condado que, además, por su proximidad a la capital de la monarquía y por los extensos dominios que lo integraban venía a ser el más importante y codiciado de toda la monarquía.” (ob. cit., 1969, pp. 252, 262). Asimismo, según destaca Rodríguez González, aunque las fuentes traten de silenciarla por la hostilidad al poder femenino en el Medievo, la aristócrata berciana ejerció un papel político relevante, y “su memoria perdura a través del tiempo como tronco originario de una estirpe de reyes del naciente reino de Portugal a través de su hija Teresa y su descendencia” (ob. cit., 2007, p. 168).

Elvira

Su hija mayor Elvira Alfónsez, Infanta de León, bastarda de Alfonso VI, tendrá una vida estrechamente vinculada a la monarquía leonesa, al Imperio Leonés como antecedente o proyecto del Reino de toda España, frente a los hegemonistas o independentistas castellanos y portugueses, en la misma línea de su abuelo materno Monnio Muñiz, Conde del Bierzo y de Astorga (y presuntamente también de Asturias), miembro destacado de la nobleza cortesana de León desde la época del Rey Fernando I El Magno de León-Castilla. Posición que también mantuvo su madre Jimena hasta el concubinato con Alfonso VI, y después discretamente desde el Condado de Astorga, y finalmente durante su retiro berciano bajo los reinados de Urraca y primeros años de Alfonso VII, hasta su muerte en 1128.

La Infanta Elvira, tras su primer matrimonio con Raimundo, Conde de Tolosa, y su aventura en Palestina durante la primera Cruzada, se casó en segundas nupcias con el Conde de Carrión, uno de los adalides leoneses (y de la unidad de la España cristiana) contra el separatismo castellano, y una hija de este matrimonio, Teresa Fernández, se casará hacia 1140 con Osorio Martínez, presuntamente Conde de León y quizás también de Astorga (según el medievalista Pascual Martínez Sopena). El hijo de ambos, Gonzalo Osorio, consolidará el linaje de los Osorio y el señorío de Villalobos que serán la base del Marquesado de Astorga en el siglo XV, obtenido por merced real a favor de Álvaro Pérez Osorio, Conde de Trastámara y de Villalobos, cuya esposa Leonor Enríquez era la tía carnal del futuro Rey de España D. Fernando El Católico.

Teresa

La hija menor de Jimena y el Rey, Teresa Alfónsez, asimismo Infanta bastarda de León, jugará un papel histórico mayor como abanderada inicial de la independencia portuguesa del Reino de su padre Alfonso VI, durante el reinado de su sucesora y medio hermana de Elvira y Teresa, Urraca I.

Mi maestro Stanley G. Payne ha señalado acertadamente, citando a los grandes historiadores portugueses Alexandre Herculano y Oliveira Martins, el carácter “accidental” de la independencia de Portugal en el siglo XII (A History of Spain and Portugal, Madison, 1973, vol.1, p.113), opinión corroborada por casi todos los historiadores españoles, por ejemplo Claudio Sánchez Albornoz que todavía en 1993 la describía como algo “inexplicado e inexplicable”. La verdad es que otros historiadores como D. Stanislawski (1959), H. V. Livermore (1966, 1971, 1973), A. H. De Oliveira Marqués (1972, 1983), José Mattoso (1985, 1998), T. de Sousa Soares (1989), M. J. V. Branco Marques da Silva (1993), y S. Lay (2009), han presentado explicaciones muy plausibles, aunque sin duda hay que destacar el factor humano, y entre los principales actores muy especialmente a la hija de Jimena Muñiz, la Infanta Teresa de León.

Alfonso VI dispuso el matrimonio de Teresa con Enrique de Borgoña, concediéndoles los Condados de Coimbra y Portugal hacia 1095-97. Previamente Raimundo de Borgoña –esposo de Urraca- había ostentado el Condado de Coimbra y Galicia, una vez que el Reino de León se anexionara el Reino de Galicia y su Rey García –hermano menor de Alfonso- fuera encerrado de por vida en el castillo de Luna.

H.V. Livermore ha escrito que poco es conocido acerca del gobierno de los Condes Enrique y Teresa en Portugal, que establcieron su corte en Guimaraes, cerca de Braga. Señala este autor que hubo desavenencias entre Alfonso VI y Enrique de Borgoña (culpándole a éste de la muerte del Infante heredero Sancho Alfónsez, único varón en las relaciones con sus múltiples esposas y concubinas), que se prolongarían con la Reina Urraca, a la que el matrimonio Enrique-Teresa exigieron un reparto del territorio, tras liderar la batalla de Peñafiel y pactar con el magnate gallego Pedro Froilaz, Conde de Traba. Aprovechando los conflictos entre Urraca y su segundo esposo Alfonso El Batallador, parece que los Condes de Portugal obtuvieron finalmente Zamora y Astorga.

Precisamente en su palacio astorgano, tras ser herido en batalla, morirá inesperadamente Enrique el 30 de Abril de 1112 (Livermore, 1966, pp. 43-46). Junto al lecho de muerte del noble borgoñés estaban su esposa, la Condesa Teresa de Portugal (que ahora incluía Astorga) y el hijo de ambos con apenas tres años de edad, Alfonso Enríquez, futuro Rey de Portugal. ¿Estaba también presente Jimena, madre de Teresa y abuela de Alfonso, o permaneció en su retiro del Bierzo? ¿Era el mismo palacio astorgano de la que fuera Condesa de Astorga, del Bierzo y señora de Ulver?

El historiador portugués Torquato de Sousa Soares se ha referido a Teresa como la “Infanta-Reina” de Portugal en el período 1112-1128 (Formaçao do Estado portugués, Trofa, 1989), es decir, desde la muerte de Enrique de Borgoña en Astorga, el 30 de Abril de 1112, hasta la batalla de Sao Mamede el 24 de Julio de 1128, que puso fin a la mini-guerra civil entre los partidarios de Teresa y los de su hijo Alfonso Enríquez.

La causa de dicho conflicto posiblemente fue la pretensión de Teresa, aliada con su amante el noble gallego Fernando Pérez de Traba, de retomar el viejo proyecto de su tío García, el último Rey de Galicia, de construir o reconstruir un Reino de Galicia y Portugal, bajo la hegemonía del Imperio Leonés. Curiosamente ha sobrevivido una carta de privilegio de la Reina Urraca (del 12 de Septiembre de 1118) en la que ésta ya se refiere a su medio hermana Teresa como reina de Portugal, un reconocimiento de facto, bajo la tutela leonesa: “Reinante regina domina Vrraca cum filio meo in Legione, Alfonso(…) et regina domina Tharesia in Portugal” (Irene Ruiz Albi, La Reina Doña Urraca…León, 2003, p. 506).

Proyecto sin embargo al que se opusieron los nobles portugueses que vieron en el joven Alfonso Enríquez el adalid eficaz de un Portugal independiente. La derrota en Sao Mamede -en el mismo año de la muerte de Jimena Muñiz- obligó a Teresa a refugiarse en Galicia con su amante, donde morirá dos años más tarde, en 1130.